Uno Más Uno | Logan Lerman Fanfic

Capítulo 1

Andaba mirando hacia todas partes sorprendida. Estaba muy emocionada. No me lo podía creer, por fin visitaba la ciudad de los sueños; estaba en California a finales de junio. Tenía todo el verano por delante.

Iba andando por una calle de Beverly Hills, con mi prima Cristina. Embobada, con la cámara en mano observaba aquellas gigantescas casas que había a mis lados. Pasé a la acera derecha, dejando a mi prima detrás, para poder ver mejor una que me llamó la atención y así, sacar alguna foto. Observaba el piso de arriba de la casa, cual tenía una terraza enorme llena de flores, pero de repente:

-¡Lo siento! -dije intentando pronunciar mi mejor inglés tras el choque.

El chico sonrió: pelo castaño oscuro, labios carnosos, una sonrisa bastante bonita se podría decir y con unas Way-Farer que no me permitían ver sus ojos. Nos quedamos mirándonos unos segundos y volvimos sonreír juntos. Cuando decidimos retomar el camino, giramos los dos hacía mi derecha para dejar pasar el uno a otro, y coincidimos. Y así otra vez a la izquierda y finalmente a la derecha. Incómodo, sí. Reímos juntos y nos quedamos mirándonos unos segundos de nuevo.

-Soy Logan - dijo sonriendo.

Vale..., su sonrisa era muy bonita.

-Sara - sonreí también.

-¿Eres de por aquí?

-No..., soy española.

-Española, ¿eh? Pues apenas se nota de verás.

-Gracias -sonreí

-Por cierto, buena comida la que tenéis por allí, ya sabes... a los americanos no es que se les conozca por su buena alimentación- dijo entre carcajadas.

Reímos juntos.

-Ya me gustaría pasar una temporada larga aquí sólo para comer en las típicas hamburgueserías y probar los perritos típicos de aquí. Qué rico.

Rió y nos quedamos mirándonos unos segundos.

-Bueno, se está haciendo tarde, me tengo que ir.

-Sí, yo también.

Y otra vez aquella sonrisa. Cada uno siguió su camino y yo volví con Cris.

-¿Quién era? ¿Le conoces?

-No no, no le conozco; se llama Logan -sonreí.

- ¿Y de que hablabais? Jo, ¡cuéntame! - respondió con un tono algo infantil que me hizo reír.

- Vale, pero vamos a casa, que me quiero dar una ducha, hace mucho calor.

Quince minutos más tarde, llegamos a la puerta principal del edificio. Subimos unas 5 escaleritas mientras, Cristina, buscó las llaves y abrió. Subimos hasta el tercer y último piso. En cuanto abrió, tiré el bolso en la cama y yo detrás de él. Me quedé tumbada bocarriba sin pensar en nada; realmente estaba agotada, no habíamos parado de andar y visitar lugares.

-¡Me voy a la ducha!

Cuando salí de la ducha me puse algo ligero y cómodo hasta que decidiésemos que íbamos a hacer a la nuit.

-¿Sara?

-Dime -respondí

-¿Me vas a matar si te pido que vayas un momento al Starbucks a comprar el desayuno?

-¿Yo? Pero si no conozco esto, ¡llevo una semana

-Sólo tienes que coger el autobús de aquí al lado y te deja enfrente. Es que yo tengo que acabar asuntos de trabajo antes de que salgamos a la noche.

-Venga, vaaale...- dije refunfuñando - Dime la línea de bus y voy en breves.

Fui hacia el armario y elegí que ponerme. Unos shorts vaqueros un poco altos y jersey blanco tipo encaje con un top negro por debajo y los deje encima de la cama. Me vestí, pinte el eyeliner y cogí mi bolso.

- Ten, espero que te llegue - me dijo mientras me daba 20 dólares.

Cristina me indicó la línea de bus tenía que coger. Minutos más tarde llegué a la estación. Cogí la línea 5. El autobús estaba bastante lleno así que tuve que ponerme de pies agarrada a una barra que se encontraba encima de mí. Faltaban sólo 2 paradas más. Esperaba tardar poco ya que tenía ganas de estar en casa. Al fin, mi parada. Cuando fui a salir un chico pelirrojo entro corriendo, tuvo que frenar y me empujó.

-¡Eh! Cuidado -le dije tranquila

- Perdona -me sonrió

Menudo día de choques.... Tuve que esperar a que el semáforo se pusiera en verde para poder pasar a la otra acera donde estaba la entrada del Starbucks. Una vez en verde, pasé a la otra acera. Iba a entrar al local, pero me giré al oír mi nombre.

-Lo... - no acabé la frase al verle.

Pero... No... nopodía ser. Era imposible, pero ¡era él!