Not All Angels Have Wings

        Último año. Aunque no lo demuestre, estoy extremadamente feliz porque por fin esta tortura (infierno, cárcel y todas sus derivadas) llamada escuela termina. Mis compañeros no se aburren de joderme la existencia. Bárbara es la cabecilla de todo, ella es popular y al parecer cree que molestándome mantendrá su popularidad < qué estúpido>. La odio por todas las cosas que me ha hecho, todos estos años,  por los papelones que me ha hecho pasar y por todos los moretones que he tenido que maquillar para que mamá no me haga preguntas al llegar a la casa.

        Déjenme que les cuente. Bárbara llegó cuando ibamos en en quinto grado, era una alumna de intercambio desde Australia yo llevaba toda la vida llendo a la misma escuela. Ella era rubia con unos ojos azules impresionantes. Yo, morena con ojos grises. Ella esbelta y hermosa. Yo robusta y horrorosa.

        Siempre me gustó hablar con las personas que llegaban a nuestra clase. conocer gente diferente era muy atractivo para mí y cuando eran nuevas era mucho mejor porque no me molestaban. Cuando Bárbara llegó, irradiaba generosidad y amabilidad. Con lo hermoso que era su rostro, parecía brillar. No pasó desapercibida en ningun momento. Todos los hombres de la clase quedaron boquiabiertos. Ella era tímida y no hablaba mucho, así que le ofrecí que se sentara junto a mí. Ella accedió.

        Comenzamos a conversar mucho. Cada maestro nos regañaba es sus respectivas clases. Especé a darle menos importancia a las burlas y por fin tenía una amiga.

        Íbamos al parque todos los días despues de clase y nos sentabamos juntas en el almuerzo. Las populares le preguntaban si acaso no le daba verguenza juntarse conmigo  y le ofrecían unirse a ellas pero ella respondía que prefería tener cerebro que buen gusto para vestirse. Todo iba excelente entre nosotras. Nos contamos secretos y también una que otra cosa vergonzosa. La verdad es que yo tenía muchas cosas vergonzosas que contar.

        Por otra parte estaba Eduardo, el ser más despreciable que habita la en la tierra. Él hacía todos mis días oscuros y dolorosos pero grandiosamente una semana antes de que Bárbara llegara a nuestra escuela, sufrió un terrible accidente con sus padres y no pudo asistir a clases durante dos meses. Al parecer era a la única que le causaba felicidad esa noticia.

        Por desgracia esos dos meses pasaron muy rápido. Eduardo era un chico alto, rubio, ojos marrón y cuerpo firme. Cuando Bárbara lo vió por primera vez, quedó completamente flechada, pero Eduardo ni siquiera se volvía para mirarla solo porque se juntaba conmigo. Ese idiota era un monstruo.

        Bárbara comenzó a actuar de una forma muy diferente. Cuando Eduardo pasaba cerca de nosotras, ella levantaba la voz diciendo: "¿acaso eres tonta Zadkiel que no entiendes?" y él le sonreía. Cada vez que ella me humillaba, Eduardo le ponía más atención y por ende, todo el salón también lo hacía. A Bárbara eso comenzó a gustarle y a depender de ello. Un día nada le pareció suficiente y yo sufría las concecuencias. ¿qué había hecho yo para que me hicieran todo eso? yo aun la seguía considerando mi amiga.

        Un día Eduardo le dijo algo al oído y ella se transformó.  En un acto institucional de festejo de aniversario ella pidió el micrófono y subió al escenario  a dar un monólogo de todas las cosas vergonzosas por las que YO he pasado y que le había confiado a mi mejor amiga, además inventó unas cuantas. Tener a toda la escuela riéndose de ti es lo más horroroso que te puede suceder. Como dije anteriormente, Bárbara había cambiado y desde ese día, yo también cambié.

       Ya no me gustaba ir a la escuela ni hablar con las personas. Si no tenía nada que decir prefería guardar silencio, y eso pasaba la mayoría del tiempo. No confiaba en nadie y tampoco quería hacerlo. Las burlas persistieron durante todos estos años y yo comencé a creer que era por mi culpa que ellos me molestaban. Deseaba desaparecer y constantemente me estaba haciendo daño. Sacaba el dolor que llebava por dentro con heridas superficiales.