La Sirena y el pescador

24 0 0
                                    

— ¿Por qué lloras querida sirena? —dijo el pescador

— ¿Por qué lloran los humanos, porque lloramos todos? —respondí en un hilo de voz.

—En ocasiones por tristeza, por nostalgia, por sufrimiento... —dijo el pescador.

—Entonces es eso —,interrumpí entre sollozos. —Extraño mi querido mar.

"Luceros brillantes,

fuentes de mi mar,

resbalan por mis mejillas,

bajando sin envidia,

una a una,

 juntándose a la par.

Luceros brillantes,

infinita fuente de mar,

denme un océano para mi,

un océano sin igual".

—Ya no llores más, hermosa sirena —dijo el pescador.

—No puedo parar, ya no quiero parar —conteste mientras de los grandes luceros de mi cara surgía y brotaba inagotable fuente de agua salda, agua de mar.

—También se llora de alegría, de felicidad... —,dijo el pescador.

— ¿Alegría? ¿Felicidad? —pregunte, dejando caer libres las aguas de mar.

—Se llora de gusto, de felicidad —dijo el pescador.

—No sé que es felicidad —dije con pena pero sin detener mi creación de mar.

—¿En verdad nunca has sido feliz y dichosa, mi hermosa sirena? —preguntó con incredulidad.

—No lo sé —dije tratando de recordar si alguna vez había tenido esos sentimientos.— Solo sé que extraño mi casa, mi vida, mi mar.

— ¿Amas tanto el mar como a la vida? —preguntó con curiosidad.

— ¿Amar? ¿Amar?— ¿Amar? me preguntaba si alguna vez había escuchado esa palabra.

—Sí, eso, amar. ¿Lo amas, mi hermosa sirena? - pregunto un poco triste.

—No-lo-sé —, conteste sabiendo que desconocía tan bello sentimiento.

— ¿Nunca has amado, mi hermosa sirena? —pregunto con tristeza.

—Nunca nadie se ha preocupado porque yo ame o no. —Contesté con fiereza dejando caer a borbotones mi amado mar.

"Luceros brillantes,

luceros carmesí,

vuelquen su danza para mí, sobre el mar,

mi mar de agua salada,

mi amado mar.

Luceros carmesí,

furiosos y salvajes,

tiran a borbotones

agua salada

agua furiosa,

agua de mar."

—Yo te amo, mi hermosa sirena, por eso me preocupo por ti —dijo con gran sinceridad el pescador.

—¿Me amas? —pregunte con incredulidad en un momento de lucidez, dejando escapar entre los ríos que me recorrían, aquellos espantoso recuerdos.

—Así es mi hermosa sirena, así es mi amada sirena —dijo con sinceridad dejando brillar aquellos luceros celeste, celestes como mi amado mar.

"Luceros celestes,

llévenme consigo

que ahora los voy a amar.

Luceros carmesí,

luceros brillantes,

paren este brotar constante,

paren esta creación de mar

¿Qué más mar puedo pedir?

¡Que he encontrado mi mar!

Luceros celestes,

luceros de mi amado mar,

luceros brillantes,

deja tus fuentes brotar

pero ahora solo por mí,

ahora solo por felicidad"

—Vamos mi amada sirena, hermosa sin igual —dijo el pescador tendiéndome su mano.

—Vamos mi amado mar, luceros celestes, que ahora voy a amar—le dije sin más.

—Ahora sabes lo que es llorar de felicidad, sabes lo que es poder amar —me dijo con alegría, haciendo brillar aun más aquellos luceros en los que ahora nadaba sin más.

HISTORIAS CORTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora