Samuel
Había decidido ir a la discoteca esa noche.
Era sábado y estaba deseando despejarme, ya quecon todo eso del training no había tenido tiempo de nada.
Así que me puse una camisa de color gris y unos jeans negros y me monte en el carro con Marcos, mi compañero de apartamento. Es un tipo flaco, de cabello castaño un poco rizado, contrario a mi que lo tengo negro, esta un poquito pálido por el poco sol que toma y es unos seis centímetros más bajo que yo. Le gustan los Jean y los tshirt con frases. El que usa hoy dice: Now U see me.
Comenzaba a trabajar en el departamento de contabilidad de Ramirez y asociados desde el lunes y la mudanza no había sido fácil; había metido 26 años de vida en un camión y me había trasladado de Santiago a Santo domingo.
Tampoco fue fácil dejar a mi familia, pero queria mudarme a la capital hacia algun tiempo y este trabajo era la oportunidad perfecta.
Había sido una suerte encontrar un apartamento tan cerca de mi nuevo trabajo y, ya que lo compartía, solo tenia que pagar la mitad de la renta.
Marcos iba texteando mientras manejaba.
-¡Mierda!, los muchachos no van a venir.- Dijo de repente.
-Uh?.
-Que no van a venir, Antony se quedara con su novia, Amelia no está de animo y Enrique hará horas extras.- bufo- Como si no trabajaramos suficientes. Tenemos solo 2 días libres y ellos los desperdician.
-Las ventajas y desventajas de trabajar en un Call Center, mi amigo, son la paga indiscriminada y los horarios sin sentido. Además, cada quien decide que hacer en su tiempo libre.
-Me da igual, yo no me paso la vida encerrado en ese lugar olvidado por Dios solo para quedarme en casa el fin de semana.
En las casi 4 semanas que llevaba conociéndolo, ese fue el quinto día que pase con él, contando el día que me enseño el apartamento. Tambien "el tour", como el llama a él día que me enseño los mejores sitios de la ciudad; y el día que me presento a sus amigos. Con quienes a pesar de sentirme como "el chico nuevo" pase un buen momento.
Cuando llegamos ya habia muchos carros por lo que me estaciono en un poco apartado de la entrada, salimos y caminamos al local.
El ambiente estaba cargado, las luces de neón brillaban reclamando nuestra atención; la gran pista de baile estaba rodeada de mesas individuales, la mayoría llenas de gente bebiendo y charlando; la música en su máximo punto incitaba a lo más bajo y carnal, los cuerpos en la pista se movían al ritmo y voluntad del DJ.
Fuimos a la barra y pedimos una cerveza, la música había cambiado a un éxito de temporada y todo el mundo lo coreo.
Después de unos tragos, me voltee, buscando una chica para bailar y me fije en una morena sentada con sus amigas.
Tenia un vestido rojo que abrazaba sus curvas y unas piernas que parecían no acabar nunca, miro alrededor y se encontró con mi mirada, su rostro le hacía honor a su cuerpo, sonrió y luego volvió la atención a sus amigas.
-Oye -le dije a Marcos, que ya miraba alrededor-. Vuelvo en un momento.
-Claro, pero no te molestes si yo no sigo aquí.- dijo y le dio un trago a su cerveza.
Me levante y camine hacia las chicas. Había una rubia muy bonita que me miraba de arriba abajo mientras me acercaba, una castaña que bebía un daikiri de fresa con expresión aburrida y la morena, que estaba de espaldas a mi.
-Hola -dije sonriendo cuando llegue y la morena se volteo -¿Como están?.
La rubia me sonrió.
-Muy bien, gracias y ¿tu?.- Pregunto.
-Muy bien, me preguntaba si podrían prestarme a su amiga un rato -dije mientras le sonreía a la morena.
La rubia la miro con un ligero puchero y luego guiño.
-Claro - dijo la morena.
La tome de la mano mientras se levantaba y me dio una sonrisa de dientes blancos y perfectos.
-Como te llamas?.- le pregunte mientras la llevaba a la pista.
-Eva ¿Y tu?.
-Samuel, encantado.
-Igualmente.
Sonaba un viejo merengue, un clásico de Bonni Cepeda y ella me demostro que esas piernas no solo eran un adorno.
Después de 2 canciones, la lleve a la barra y le invite un trago, hablamos y la verdad es que me la estaba pasando muy bien con ella. Era muy sexy y divertida.
Volvimos a la pista y esta vez sonaba un tema de Daddy Yankee, bailabamos pegados y un poco sudorosos, le di la vuelta y mire sobre su hombro, había una pareja que lo dejaba todo en la pista y exigían más espacio, así que me moví hacia atrás y choque. Volteando vi que era una chica. No dude y la agarre por la cintura para que no se cayera, ella puso las manos en mi pecho. Nuestras miradas se encontraron.
Unos hermosos ojos café, un poco dilatados por el susto, fue lo primero que vi; luego el pelo, igual de negro que el pecado, que le llegaba liso un poco más abajo de los hombros adornando un bello rostro de facciones fuertes y hermosas, pómulos definidos y labios rosados y carnosos que invitaban a probar su sabor; estaba al igual que yo un poquito sudada y me pregunté quien era el bastado afortunado que andaba con ella. Con celos repentinos le afirme la cintura y nos miramos por lo que se sintieron horas.
A regañadientes, la solté.
-Lo siento.-logre decir. Aunque siendo sincero no lo sentía en absoluto.
Ella me guiño un ojo y siguió caminando, la seguí con la mirada hasta que se perdió con la gente.
-¡Oye!.
Salí de mi ensoñación para ver a una muy molesta Eva.
-Creo que quiero sentarme.
-Sí, claro. -dije.
-Con mis amigas.
Me dio una última mirada y se fue, yo camine hasta la barra para pedir otra cerveza. Voltee hacia la pista y busque con la mirada a Marcos, lo encontré bailando con una rubia una canción de Wisin y Yandel.
Seguí mirando la pista, y entonces la vi, bailando de una forma que debería ser ilegal. Sensual y provocativa. Toda ella parecía brillar.
Me fije en su ropa, llevaba un vestido que se le pegaba al cuerpo en la cintura y le llegaba suelto hasta las rodillas, con un abierto en la espalda, de color azul electrico, y unos tacones de infarto que adornaban las ya de por sí largas piernas.
Con esfuerzo me contuve de ir hasta ella cuando vi como su pareja le pasaba las manos por el cuerpo. Los celos irracionales volvieron y me patee mentalmente. Ella no era mía, yo no tenía ningún derecho sobre ella.
Para mi suerte la canción termino y ellos desaparecieron de mi campo de visión. Me voltee para terminar la cerveza.
Con suavidad de los Prisioneros, sonaba fuerte y claro cuando una mano se poso en mi hombro.
Me voltee y la respiración se me atasco en la garganta.
Ella, la diosa, me miraba y su perfecta cara formó una sonrisa, del tipo que podría doblegar a un hombre sin proponérselo. ¿Quieres bailar?, Gesticuló con los labios, yo solo logre asentir, mientras me llevaba a la pista.
Comenzamos a bailar, ella se deslizaba en mis brazos de forma natural, como si perteneciera a ellos; note que tenía un pequeño tatuaje en la base de la espalda, un tatuaje de Tinker bell en negro.
La canción termino y nos separamos, yo quería seguir bailando con ella. Y ella debía sentir lo mismo que yo porque gesticuló: ¿Otra?.