Capitulo 2

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Ambos se acercaron a donde yo estaba sentado. Los miré y les hice un gesto para que se sentaran.

—La hiciste buena esta vez —me acusó Cameron con una sonrisa mientras me daba una palmadita en la espalda y se sentaba al lado mío en la mesa.

Estábamos en la cafetería de la Universidad.

—Nunca me enorgullezco de mis impulsos —le contesté encogiéndome de hombros.

—Volviste a caer en la rectoría y todavía no son las 10 de la mañana —sentenció Carter.

—Así es —contesté.

— ¿Y como te fue? —preguntó Cameron.

—Creo que al rector y a la secretaria les estoy empezando a caer bien. Me invitaron un café, unos bocadillos y el rector se fumó un cigarrillo conmigo mientras me decía la importancia de causar una buena impresión en esta Universidad, debido a las altas personalidades que se encuentran acá —rieron con ganas.

—Ya no saben qué hacer con vos —dijo Carter en una carcajada.

— ¿Llamaron a tu padre? —preguntó Cameron. Me encogí de hombros.

—No —contesté secamente —El rector prefiere tratar esto directamente conmigo… creo que mi padre ya le pidió que no le hablase cada 5 minutos por mis estupideces. De todos modos él no se encuentra en el país.

—Viaje de negocios —dijeron mis amigos al unisono.

—Fiesta —sentencié con seguridad.

—Me gusta como trabaja tu mente —dijo dándome una palmadita en la espalda Cameron.

—Mirá quien viene ahí —dijo Carter con desenfado y un poco divertido —Parece estar enojada.

‘Ay no Madison, no por favor’ pensé.

No estoy de humor para ser simpático, y mucho menos con ella. Me di vuelta con temor y sonreí al ver que era la nueva y tiraba chispas por los ojos. Me puse de pie.

—Lo siento —me disculpé cuando estuvo cerca y paró en seco su brusco andar.

Estuvo bueno ese beso y no me arrepiento de habérselo dado, pero no estuvo bien besarla sin su permiso.

— ¿Te arrepentís? —me preguntó haciendo un esfuerzo por controlarse.

—No —fui sincero y recibí un puñetazo en la cara de su parte. Esto era extraño, normalmente las chicas dan cachetadas. Me sobe — ¿Y eso por qué fue? —pregunté haciéndome el inocente.

— ¡Por besarme sin antes preguntarme! —me dijo y giró sobre si misma para volver a irse.

Yo la tome del brazo y la traje hacia mí.

— ¿Te puedo besar? —le pregunté.

— ¡No! —me dijo y tiró de su brazo para poder irse.

Entonces la tomé por la cintura y la sujeté con firmeza. La volví a besar mientras forcejeaba conmigo para soltarse. Y la besé de la misma manera que antes, pero esta vez fui más rudo. Todavía me dolía la mandibula por su culpa. Hasta que se quedó quieta y dejó caer sus brazos a los costados. Sus ojos color cielo miraban fijamente los míos, mientras mi boca seguía sobre la de ella. Me aleje despacio y le tapé la boca con mi mano derecha antes de que me gritara.

—Dijiste que te enojaste por que no te pregunté —me justifiqué con una sonrisa de autosuficiencia —Nunca dijiste que no podía besarte si te negabas.

Los chicos rieron detrás de mí y a ella por un momento se le hicieron agua los ojos. Luego los apretó y volvió a tener esa mirada de decisión que le pude ver hace unos momentos.

Dangerous Obsession (Hayes Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora