La Legión de la Luz

Memorias de mis tiempos - Diciembre del 201

Siempre he pensando que la vida no es nada justa conmigo, ¿Por qué demonios tenias que llevarte a mi padre? ¿Por qué el destino lo ha planeado así? Él no merecía morir así, solo y abandonado. No puedo hacer nada para cambiar lo que pasó aquel día, si tan solo yo hubiera estado ahí, también hubiera muerto, pero junto a él.

No hay día que pase en el que no recuerde que mi vida se arruinó por culpa de una supuesta bomba. Quede solo, sin un soporte, sin un guía.

Recuerdo muy bien lo acontecido, pues fue en mi adolescencia, cuando aún mi alma no se había corrompido. Yo había ido a una práctica de campo de la preparatoria, no muy lejos de Tiro, e iba acompañado de mi mejor amigo Fred, lo conocía desde que éramos niños, nunca supo algo acerca de sus padres, así como yo nunca conocí a mi madre. Él vivía con una tía suya, aunque siempre fueron muy distantes; al acabar la preparatoria ambos salimos de casa a buscar nuestros caminos.

El día de la práctica de campo, recorrimos una buena parte del bosque recolectando insectos, y por la tarde, hicimos una fogata (con mucho esfuerzo) junto con mis otros compañeros de clase. Fue de las pocas veces, en mi vida, en las que sentí realmente que era miembro de una comunidad, fuimos muy fraternales por algunas horas, algo que nunca olvidaré; no eramos apreciados, ni mucho menos sujetos populares en el colegio, aunque ciertamente nunca nos importo, por ese motivo fue tan significativo aquel momento.

En medio del bosque no había conección al mundo exterior, no había manera de enterarme de lo que estaba pasando en Ur en esos momentos. Y mientras yo estaba pasando un rato agradable, en la ciudad había caos y agonía. ¡Lamentable situación! y todo debido a que unos terroristas habían tomado un edificio de gobierno, uno en el que se encontraba mi pobre padre.

Mi padre se llamaba Abraham, y nació en una época totalmente distinta a la nuestra. Al parecer, cuando él era joven, todo lo que el gobierno ahora restringe era permisible. Era demasiado analítico, y me compartía sus pensamientos respecto al universo; siempre tuvo una insistencia en saber que había más allá de la muerte o en como la vida dio comienzo. Pero extrañamente en las bibliotecas nunca había libros respecto a esos temas, algo que siempre me inquietó. Se la pasaba haciendo sus propias formulaciones, cada una más descabellada que la anterior.

No fue muy amoroso, pero tenía una moral intachable, algo que me hizo respetarlo. Siempre estuvo ahí cuando lo necesite, y no requeri de una madre porque él era la luz de mi vida y el ser al que más quería en el mundo. No era muy abierto con sus sentimientos, y nunca me habló sobre mi madre, al parecer lo enfurecía pensar en eso, por lo que ya no le insistí más.

Me interese en la física-cuántica, muy complicada, pero yo esperaba que me diera alguna respuesta sobre mi existencia. Mi padre me propuso que estudiará en Ur, algo relacionado a eso. Pero nunca le pude dar una  respuesta, ya que lo perdí, en una tarde cualquiera, cuando menos lo esperaba.

Mucho se habla de lo que pasó ese día, algunos dicen que fue el mismo gobierno el que se dio un autogolpe de Estado, otros dicen que fue una nave extraterrestre. Ciertamente nunca lo sabré, solo son rumores, y no pude confirmarlos. Sería muy útil que las "fotografías" fueran permitidas en los periódicos, así sabría perfectamente lo que sucedió, y no me guiaría por un texto manipulado.

He visto algunas fotografías en los museos, de cuando lo gente podía tomarlas libremente, pero no sé realmente porque el gobierno las prohibió. He pensado en porque la gente no hace un levantamiento, pero creo que se debe a las armas que posee la Guardia, son muy avanzadas, y se dice que pueden matar a muchos  civiles.

Lo cierto es que la versión más acercada apunta a que el movimiento Ishmael fue el responsable de tal atrocidad, la que me arrebato a mi padre. Los miembros de la Guardia no pudieron llegar para desactivar una bomba, y mi padre que era rehén nunca pudo salir ¡el peor de los destinos posibles! Pero mi alma no podía estar tranquila recordándolo todo el tiempo, así que decidí dejarlo del lado.

Sin mi padre quede desamparado en el mundo, nunca pude dedicarme a la física, como tanto lo había soñado,y simplemente tuve que salir de casa. Esa era la mejor decisión que pude haber tomado.

Me interesaba mucho por leer los periódicos, era lo único que tenía para informarme sobre lo que acontecía en el mundo. Hubo un tiempo en el que existió algo llamado internet, pero ahora solo el gobierno tiene acceso a él, dicen que se trata de una especie de comunicador o transmisor de información, pero se queda en meras especulaciones.

Mientras trabajaba en una cafeteria, al mismo tiempo consideraba el ingresar a la Guardia Interestatal, pues pagaban realmente bien. Sobre todo porque se estaban librando batallas en el oeste, contra el Reich de Zadir. Francamente me aterraba ir a la guerra, pero podía hacer algo bueno por los demás, ya que nadie deseaba que Zadir cumpliera sus metas expansionistas.

Mi amigo Fred también recurrió a un empleo como mecánico, y lo veía cada cierto tiempo. Mi vida parecía ir por el sendero correcto, y a un ritmo razonable, sin embargo, todo cambio en diciembre del 201. ¡Maldita sea! ¿Qué acaso la vida me odiaba? ¿Por qué mi suerte se veía tan saboteada?

Cerca del día 4 del mes, Fred quedó de verse conmigo al salir de mi empleo, a lo que yo accedí, pero me generaba algo de intriga por lo tarde que era. Fui hacia la parte trasera del aeródromo, y ahí lo vi, con una capucha de muy mala pinta. Al reconocerlo me dijo:
"No te preocupes, es seguro estar aquí. Te dije que vinieras porque tengo una oferta nada rechazable, pero necesito un compañero para los trabajos, y tú eres la persona en la que más confío... En fin, nos darán 5000 pavos al mes si logramos repartir mercancía por la ciudad, aunque te lo advierto, no es nada legal, pero tenemos la protección de la Guardia, el jefe los tiene comprados."

No podía creer lo que me decía, simplemente no podía. Nosotros no eramos tipos malos, hasta aborreciamos ese tipo de cosas, o eso creí hasta ese momento. Pero las deudas, y mis atrasos en la renta me hicieron pensarlo por muchos días. Hasta que finalmente accedí, pues no podía dejar a Fred abandonado a su suerte.