Capitulo único: ¡Sweet Summer Sweat!

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"Y encontré a alguien que me sacudió el alma;

agarré su mano, me abracé de sus besos,

me empapé en su tiempo...

Y quiero quedarme ahí, aunque sea un ratito,

de esos ratitos que duran toda una vida"


Si había algo que distinguía a Marco Newgate, además de su característico peinado, es que siempre fue demasiado maduro para su edad. Quizás porque su numerosa familia estaba llena de niños grandes, la madurez le llegó con prontitud.

Aunque había escasas ocasiones en las que se dejaba llevar, Marco podía decir con seguridad que tenía su vida planeada a la perfección. Asegurarse de tener buenas calificaciones en la universidad y hacerse un nombre en el área que estudiaba. Encontrar una bella esposa que le diera calmados hijos que de seguro su padre adoraría. Retirarse en su vejez junto con su mujer al campo y vivir sus últimos días con tranquilidad. Era un buen futuro, ideal para alguien sereno como él; al menos lo era hasta que un terremoto llamado Ace D. Portgas, apareció para desordenar su mundo por completo.

Cuando su hermano Thatch le insistió que lo acompañara a ver el campeonato de fútbol en el que participaba su hermano menor, Haruta; Marco no creyó que conocería al amor de su vida. De haberlo sabido, no habría hecho que su hermano le rogara tanto.

A pesar de ir a apoyar al menor de su familia, no pudo evitar que sus ojos siguieran a un curioso joven de rostro pecoso que jugaba con ferocidad. Sus oscuros cabellos se movían a la par de sus ágiles movimientos y su sonrisa retadora mientras peleaba por el dominio del balón lo estremecieron de pies a cabeza.

Fue la primera vez en su vida que un hombre le pareció tan jodidamente sexy.

A pesar de los esfuerzos de Haruta y su equipo, no pudieron remontar los 3 goles que hizo el equipo del pelinegro terminando el encuentro con 3 - 2.

El par de sodas que había tomado durante el partido llegaron con prontitud a su vejiga y se encaminó a los baños de la escuela, dejando que Thatch consolara a su pobre hermano.

—Ahora me siento culpable por no apoyarlo como debería-yoi —musitó al salir de un cubículo. Mayor fue su sorpresa cuando descubrió al causante de su despiste, lavar su cara con ahínco en los lavabos del baño.

El pelinegro vio su reflejo en el espejo notando al mayor tras él. Marco dejó de respirar en el instante que sus miradas se encontraron. Sus penetrantes ojos, igual que un par de agujeros negros, absorbieron al rubio en un viaje sin retorno. Los húmedos mechones de cabello se pegaban a su rostro y pequeñas gotas de agua desfilaban con gracia a través de su mejilla hasta su mentón y morían al caer en su camiseta.

Un sutil rojo acompañó las infantiles pecas que decoraban sus pómulos y el rubio solo pudo tragar en seco extasiado. ¿Cómo es que un chico podía hacerle reaccionar de esa manera? Sin duda el calor del verano le estaba afectando. Carraspeó apartando la mirada. ¿Por cuánto tiempo lo había estado mirando?

—¿Vas a usarlo? Disculpa, adelante —indicó el pelinegro apenado, haciéndose a un lado para que pudiera usar el lavabo.

—Sí, gracias —musitó lavando sus manos. Observó por el espejo el reflejo del pelinegro que secaba su cabello con una toalla blanca alrededor de sus hombros, meditabundo—. Felicidades por la victoria —comentó, secando sus manos con un pañuelo gris y cerrando el grifo—. Te mueves bastante bien-yoi.

¡Sweet Summer Love! Marco x Ace - Extra: I PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora