Personajes de esta parte: Amparo De la Vega-Alberto Montesinos-Alicia Montesinos De la Vega-Adolfo Castro-Pilar De la Vega Montesinos-León Martínez-Virtudes Marín-Emilia Castro-Libertad Fuentes Castro-Víctor Martínez Montesinos-Bruno Martínez Montesinos-Mario Fuentes.
Cuando ríes, estás rodeado de todos los que "te quieren", cuando lloras, estás solo, y te das cuenta de que el cariño es un estorbo. Es mejor buscar un rincón silencioso y umbrío en el que desahogar tus penas. Cuando comprendas esto, comprenderás que no será fácil remontar lo que la vida haya puesto en tu camino. En esta historia hay muertes, celos, testamentos ocultos, lágrimas, pasión accidentes, pero, sobre todo Secretos y mentiras.
2007
El tañido de las campanas resonó en todo el lugar. Era un día complicado en la casa de Los Almendros.
Años antes.
Los Almendros era un tercio de la gran hacienda de los De la Vega. Amparo Montesinos y Alberto De la Vega eran los padres de Alicia Montesinos De la Vega y poseyentes de las tierras en su totalidad, antes de que se hicieran las particiones. Ambos murieron en trágicas condiciones. Alberto murió atropellado cuando iba a cruzar la calle. Ocurrió en Madrid. Se disponía a subir al coche, cuando un hombre de bastante edad le impactó y le lanzó por los aires, falleciendo en el acto. Era un abogado de renombre conocido en todo Madrid. Su mujer quedó viuda y con dos hijas de 20 y 23 años. Amparo pronto empezó a coquetear con otro hombre, Adolfo Castro, capataz de uno de sus vecinos allí en Los Almendros. Amparo tenía un grave problema en la circulación de la sangre, por tanto, no tardó en apañar un segundo testamento secreto, y en vez de partir sus tierras a partes iguales entre sus dos hijas, Alicia y Pilar, hizo tres partes, una parte para cada una de sus hijas, y la parte restante a Adolfo. Amparo terminó sus días postrada en una cama, en Los Almendros, por la escasez de fuerzas que tenía. Adolfo ya disfrutaba del dinero de Amparo, a la cual casi no visitaba, pese a haberse instalado en su casa. Un día que subió hasta la habitación de Amparo a visitarla, Adolfo se dejó un maletín. Amparo hizo acopio de las pocas fuerzas de las que disponía por levantarse de la cama y coger el maletín. Leyó las cartas que había en su interior, una a una. El mundo se derrumbaba ante sus temblorosos pies. Descubrió... la verdadera familia de Adolfo, que estaba casado y con una hija, y lo que más le dolió, el que creía su amor estaba con ella para apoderarse de sus tierras y de su dinero. Amparo se desgañitó llamando a su hija Alicia, con la que tenía más afinidad que con Pilar. Amparo jamás se dejó doblegar por nada en toda su vida. Había sido una mujer fuerte, implacable, inteligente, despiadada con sus trabajadores y a veces, con los que de verdad la querían. Se daba asco a sí misma. Le daba asco ver en lo que Amparo Montesinos se había convertido, en una vieja tonta que se había dejado engañar por un caza fortunas. Contó rápidamente a Alicia lo que había descubierto y la ordenó ir a llamar a un notario de urgencia que cambiara su testamento. Le indicó donde lo tenía escondido. Antes de que su hija abandonara la habitación, Amparo le hizo jurar que destruiría a Adolfo y a toda su familia, que les pisotearía y que les haría pasar todo el sufrimiento que había padecido ella en sus últimos días. Alicia salió de la habitación. Amparo cerró los ojos de agotamiento. Cuando los volvió a abrir, vio a Adolfo a los pies de la cama. Se acercó a Amparo y con una cínica sonrisa le dijo: Lo he escuchado TO-DO. Me vas a obligar a hacer algo que no quería desde un principio. La abatida mujer comenzó a gritar y a llamar a quien la oyera. Adolfo cerró la puerta de la habitación y echó el cerrojo. Adolfo cogió una almohada y se acercó a ella. La ahogó. Amparo murió antes de poder cambiar su testamento. Adolfo volvió a colocar la almohada bajo la cabeza de Amparo, abrió la puerta y pidió ayuda. Nadie reclamó la autopsia de Amparo, todos achacaron su fallecimiento a la enfermedad de su sangre. Alicia siempre sospechó que Adolfo había acabado con su madre. Leyó el verdadero testamento. A su hermana tan sólo le contó el gran cambio que había en la repartición de las tierras. Alicia estaba a punto de casarse con León Martínez. En principio, Amparo iba a dejar una de las tres partes de tierra a nombre de León, como regalo por el compromiso de matrimonio con su hija, pero cuando hizo el segundo testamento secreto (que sólo conocía Adolfo) en el último momento se arrepintió y cambió el nombre del propietario de las tierras por el de Alicia. Ella echó a Adolfo de la casa y pronto, él se instaló en la casa que había recibido como herencia y empezó a hacer uso y disfrute de ella y sus tierras. Su mujer se llamaba Virtudes, y su hija, Emilia. Emilia casó a los 25 años con un joven y apuesto hombre llamado Mario Fuentes. Los padres de Emilia (Adofo y Virtudes) murieron en un accidente en la carretera, al despeñarse el coche por un barranco cuando iban camino a un pueblo cercano a cerrar un acuerdo referente a la finca. Emilia tuvo una preciosa niña llamada Libertad, Libertad Fuentes Castro. Alicia también tuvo dos hijos con León, Bruno y Montesinos De loa Vega.
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Secretos y mentiras.
RomanceVíctor y Libertad son dos jóvenes enamorados, cuya situación no es fácil. Sus seres queridos destruirán su relación y Libertad, con su hijo recién nacido se equivocará infinidad de veces hasta llegar a un final incierto, pasando por incluso volverse...