Capítulo 1. La esclavitud

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Una hermosa niña de 5 años llamada Nía, veía con lágrimas cayendo sobre sus mejillas, hacia la ventana de su casa, hacia afuera en el monte fuera de su reino. Veía como unos ejércitos con miles de soldados cocodrilos con formas antropomorficas con lanzas y armaduras brillantes de metal y acero se acercaban a conquistar su reino. Los ejércitos del Reino de Amenus, se defendian contra zocor, en un intentó desesperado por benser al ejército enemigo.

 Los ejércitos del Reino de Amenus, se defendian contra zocor, en un intentó desesperado por benser al ejército enemigo

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El padre de Nía, entró a la batalla, caballeros y arqueros fueron asesinados por el. Era un valiente guerrero, pero fue asesinado por una ninja especial. Entró a la pequeña casa de Nía. Su madre trato de defender a su única hija, agarro la espada de su padre y ataco a la ninja. La ninja jugando, mato a la madre de Nía, con unas simples acuchilladas en el cuerpo de la misma, que sobresalía de un compartimiento escondido en la armadura. Su madre con sus últimos alientos, le dijo a su propia hija -¡Corre!- y fue silenciada por una de las cuchillas directamente atravesada en el corazón de la indefensa mujer, la niña no tomó su sacrificio en vano, y huyó a su recámara y se encerró en al habitación y se ocultó bajo su cama con su osito de peluche favorito (llamado: Señor botones).

La niña lloraba abrazando fuertemente a su oso mientras contenía los llantos. Los guerreros entraron a la habitación de la niña y sin ninguna duda la ninja con su armadura de oro y un pequeño trozo de tela tapando su boca, avento la cama con una sola mano.

-Allí estas pequeña perra- Dijo lo que parecía una voz femenina agarrando y arrastrando a la niña del cabello asta afuera de su casa. Nía pudo visualizar el horror con sus ojos, vio todos esos cocodrilos matando a cada una de su gente cruelmente. La niña fue llevada a una carroza con rejas de acero en las ventanas.

Con un brusco eventon, tiro a la niña Nía, golpeando la cabeza con la madera que forma a la carroza. Un guardia encadena a la niña de las manos y sus pies. Nía miró desde la ventana viendo sufrir a su gente siendo mascarada y asesinada, y a los que no oponían resistencia eran usados como esclavos.

Los días pasaron y Nía su primera carreta llena de rocas fue puesta, los demás esclavos levantaba y llevaban las enormes carretillas llenas de rocas hacia una enorme construcción donde las casas de los antiguos habitantes fueron derrumbadas. La niña al intentar levantar la carretilla se caía y caía varias beses y estaba en el mismo lugar, su ropa estaba rasgada y sólo se limitaba a un pequeñito vestido, y estaba descalza en el sol asiendo arder la arena se sus piesitos, asiendo que fuera más difícil el trabajó, claro a un adulto no le hubiese costado ningún trabajó, pero para una niña de 5 años era un trabajó imposible. Nía intento una y otra vez, pero nada. Asta que sintió un choque eléctrico demasiado fuerte que hizo que cayera al suelo con un dolor el su costado.

-Levantarte pequeña puta y trabaja- Grita salvajemente uno de los soldados, con una vara (que en la punta tiene electricidad). La pequeña niña lloraba indefensamente en el suelo, mientras el cobarde soldado la sigue electrocutando en el suelo. -¡Por favor, espera lo levantaré, por favor ya no me tortures!- decía la niña con su pequeño cuerpo dañado. El soldado estaba a punto de darle otro choque electrico, asta que...

Un anciano con una armadura más y mejor armada que las de los soldados comunes, atrapó la vara eléctrica antes que tocará a la niña, y la forzó a la cara del soldado. El soldado quedó en el suelo inconciente, los que estaban a su alrededor se arrodillaron diciendo -Mi General-
-Que demonios pasa aqui- Reclamo el General- no veis que es una niña pequeña y débil. ¿Por qué os la atormenta de esa manera tan violenta?.- El general se agacha donde la niña se encontraba tirada, y la levantó. La pequeña Nía asustada, se sentó y se puso en posición fetal agachado la cabeza y viendo al general con lágrimas en los ojos.

-Que pasa chiquilla. ¿No me digas que te dan miedo esos brutos?- Dijo el General, dibujando una sonrisa en su rostro- ¿Quieres saber algo?, yo te digo ahora, que esa estúpida carreta no es nada para ti-.
-Esta muy pesada- Dijo la niña con timidez- Es difícil soy muy débil-
-Claro que no- le contestó el General- por dentro eres fuerte, sólo necesitas sacar a esa guerrera dentro de ti, esa guerrera dentro de ti quiere salir, esta gritando por venganza-.
- La venganza es mala- Dijo Nía- me lo dijeron mis padres-
- Lo que tus padres no sabían, es que la venganza es mala: Cuando no se usa correctamente, la venganza te ase quedar bien con tigo misma, te ase defender tu honor, vengar a tus seres queridos y darles orgullo, etc, etc-
-P pero, n no, no puedo-
-Si puedes- le interrumpió el General- te contaré una historia, también era un esclavo como tu, pero era más joven, tenía 4 años, y me obligaban a látigos a seguir trabajando, pero yo en el fondo sentía remordimiento y odio por esos soldados que mataron a mis padres. Debido a que esos inútiles dejaban sus cosas tiradas, y encontré un libro de artes marciales, y de ese mismo libro aprendí. Noches enteras pase sin dormir entrenando, días de desvelo y trabajó me hicieron llegar al límite. Asta que finalmente, llegó el día de mi venganza, el fruto de mi entrenamiento, hizo que matará a cada soldado de ese reino y finalmente... A su rey. No sólo venge a mis padres y a mi honor, si no, me sentí bien con migo mismo y vine a este reino por dinero y trabajó- La niña se sintió fascinada por la historia: que sus ojos estaban tan abiertos que las lágrimas brillaban en el sol.

-Entrena duró niña... Ves a esos papanatas cuidando la puerta- Dijo el General señalando con el dedo- si los derrotas y me buscas en la puerta, te adoptare como mi hija, y te entrenare y enseñaré todo lo que yo sé, y podrás cumplir tu venganza. No tomes esta miserable acción como trabajó si no como entrenamiento- Dijo el General mientras se marchaba hacia la puerta.

La niña se puso pensativa, y sonrió con su cara sonrojada. Y agarro la carreta, y con toda sus fuerzas, levantó la carretilla, y camino, la pequeña niña de 5 años, camino con la gran carreta siendo movida. Caía pero rápidamente volvía a levantarse, lo hizo por 10 horas seguidas antes de dormir, llegó el anochecer y un libro apareció en la roca donde iba a ser su cama, y supo que el General la había dejado allí, así que la niña antes de dormir, empezó a entrenar, leyó el libro asta quedarse dormida en una roca dura y fría sin ninguna cobija para protegerla del frío. Por momentos, el fuerte frío la despertaba de su sueño, y en esos momentos seguía con su entrenamiento. En los días, continuaba los ejercicios levantando y llevando enormes carretas de rocas, y ese fue su ejercicio durante unos meses, y el frío y oscuridad de la noche, era su compañía en su entrenamiento.

De Esclava a Leyenda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora