LILIA

17 3 0
                                    

Estaba en el río, aquella mañana de invierno, en pleno mes de julio.
Aquel amanecer venía lleno de hermosos colores.
-Lilia -dije en voz baja recordando lo mucho que le gustaban los amaneceres-
Lilia... era el amor de mi vida, mi confidente y compañera...
Hasta que no todo terminó tan bien como empezó.

Una noche discutimos, a causa de que Lilia insistía con que debería buscar un mejor trabajo . Que yo trabajara 9 horas diarias en una fábrica no era suficiente para cumplir cada uno de sus caprichos. Yo, en la fábrica, no cumplía un rol muy importante, simplemente era un obrero más, era un trabajo estable, pero a ella no le bastaba.
Lilia siempre fue una mujer acostumbrada a lujos y caprichos, siempre exigía regalos, "muestras de amor"... yo nunca fui un hombre con mucho dinero, pero a ella le entregué mi corazón y mi amor incondicional... siempre creí que era más
que suficiente. 

Pero Lilia no era sólo una muchacha que le encantaba toda clase de lujos.
¡no me malentiendan!
también era una mujer muy especial, era graciosa,  atenta y hermosa. Con un pelo rubio y largo que siempre tenia un aroma dulce.

Luego de aquella pelea, en la mañana al abrir mis ojos, Lilia no estaba. La busqué en cada rincón de la casa, no la encontré, lo que encontré fue una nota, que decía...

TOBIAS:
En este momento seguramente te estás preguntando en donde estoy. Pero la realidad es que no tiene importancia.
Voy a ser muy breve. Estuve pensando mucho con respecto a lo que pasó, y llegue a la conclución de que no me mereces en lo absoluto. Yo meresco a alguien que realmente sepa valorar a la hermosa mujer que tiene en frente.
Esta es una despedida.
           Adios Tobi
                                          Lilia.
    

Al leer esto, mis ojos se llenaron de lágrimas. Releí y releí y releí aquella carta más de seis veces. No podía entender que había hecho mal.

Ese día ni siquiera recuerdo cómo pude salir de mi casa para ir a la fábrica... no tenía ánimo para nada, no quería salir de mi casa sino era para trabajar de lunes a sábado todas las mañanas para por lo menos poder comer. Y los domingos antes de que el sol se asome, con mi caña de pescar, me dirigía al río, donde presenciaba el amanecer. En esos días era una de las pocas cosas que me hacía sentir bien.

Retomando el presente, mientras observaba el sol asomarse, me sequé las lágrimas con la manga de aquel abrigo de lana. El más abrigado que encontré.
Mientras ahogaba mi llanto en suspiros de angustia, arroje el anzuelo al río, con mi caña de la suerte aferrada a mi mano.
Yo seguía admirando aquellos colores cálidos que me recordaban tanto a ella...
Lo intentaba... pero me era imposible no pensarla.

De repente, cuando quise corroborar que ningún pescadito se había acercado a la carnada, me di cuenta que el anzuelo se había quedado atascado.
Cuando me decidí a tirar para sacarlo no saque ni una sardina, ni una bolsa de plástico. Sino que había encontrado un anillo, de diamante. Al ver lo que había sacado del río, mis ojos se abrieron estupefactos, y me senté en una piedra para mirarlo detalladamente y darme cuenta si era real lo que estaba pasando.

No podía creerlo. Estaba mirando el anillo aún con los ojos sorprendidos.
Luego de varios minutos contemplandolo dije en voz baja, hablando para mi.
-con este anillo quizá Lilia vuelva a quererme!

Automáticamente y sin siquiera pensarlo agarre mi caña y me di la vuelta decidido a encontrar a Lilia para enseñarle aquel anillo costoso que le regalaría. Pero me di cuenta que olvidaba mi gorro de lana en la piedra donde había estado sentado hace apenas un momento, al darme la vuelta para agarrarlo contemple una vez más el sol...
que ya no tocaba el horizonte.
Y en ese momento, caí en la cuenta de que Lilia no me amaba. Caí en la cuenta de que quien te ama, te quiere tal cual sos, y también caí en la cuenta de que si a pesar de que le entregué todo mi amor, y aún así ella exigía más de lo que yo puedo dar, entonces ella no era la mujer para mí.

Me senté en el suelo. Mientras pensaba un poco en todo...
respire hondo y mire el anillo.
Cualquiera hubiera vendido el anillo y le hubiesen pagado tanto dinero, que le cambiaría la vida.
Pero, Tobías... simplemente lo miro por unos segundos más y lo arrojó al rio.
Se levanto y mirando al horizonte dijo...
-Es para alguien que realmente quiera dárselo al amor de su vida!

Se dio la vuelta, y se fue.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LILIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora