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Como cada noche, Brian quiere dormir, pero las contínuas visitas de su hijastra Amelie pone las cosas muy difíciles. Sobretodo porque la chica ya no es ninguna niña y sus intenciones no son precisamente las de dormir.

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—Papi, ¿puedo dormir contigo en la cama? —preguntó su hija desde la entrada del dormitorio.

Brian, quien ya se hallaba algo somnoliento, se la quedó mirando sin saber qué responder. Ella siguió observándole, a la espera de que dijese algo. Al final, no le quedó más remedio que hablar.

—Cariño, vete a la cama. Es muy tarde.

Se dió la vuelta, tratando de dormirse, pero cuando escuchó pasos adentrándose en la habitación, sabía que le iba a dar la noche. Otra vez.

—Échate a un lado, que voy a meterme —le insistió la joven mientras le daba empujones.

El hombre se revolvió un par de veces, tratando de evitar que la chica se metiese, pero a base de empujones, ella logró su objetivo.

—¡Maldita sea Amelie! —se quejó Brian—. ¡No tiene ninguna gracia!

Encendió la luz y al volverse, se encontró con su hijastra mirándolo de forma traumática. Le había gritado muy fuerte y con lo sensible que ella era, se percibía que la había ofendido.

—Bebé, no tenía intención de gritarte —dijo el hombre deprisa y corriendo, viendo como las lágrimas desbordaban los azulados ojos de la chica.

—Yo solo quiero dormir contigo, papi —habló ella con quebrada voz.

Enseguida un fuerte llanto fue emitido por la joven. Brian abrazó con fuerza a su hija, llevándola a su pecho, quedando empapado por las lágrimas que no dejaban de derramarse. Acarició su pelo negro con suavidad y dejó que se tranquilizase. Cuando ya la notó más calmada, se separó de ella y le limpió con su mano las lágrimas que aún mojaban su rostro.

—¿Te encuentras mejor? —preguntó mientras acariciaba su carita.
Ella no respondió de buenas a primeras, lo cual no le gustó demasiado.

—Vamos Amelie, me he enfadado porque estás muy pesada, así que no trates ahora de cargarme a mí toda la culpa.

Pese a su enojo, a la chica no le quedó más remedio que responder.

—Vale, lo siento —se disculpó con algo de vergüenza.

Ya más satisfecho, acarició su cabeza, viendo lo hermosa que se había puesto su niña.

—¿Puedo dormir contigo? —preguntó muy indecisa Amelie.

La chica se había puesto insistente. A pesar de sus reticencias, Brian decidió ceder. No le quedaba más remedio.

—Está bien, pero nada de meterte en problemas, ¿entendido?

—¡Gracias papi! —exclamó ella muy agradecida.

Le gustó verla tan contenta, aunque seguía sin fiarse de que aquello fuese buena idea.

—Amelie, ¿has oído lo último que he dicho?

—Sí, no me meteré en problemas —respondió la chica con claridad—. Te prometo que me estaré quieta.

No confiaba mucho en eso.

Se volvió a dar la vuelta, esperando calmarse un poco tras la escenita montada. Le iba a costar. Tener a su hijastra durmiendo en la cama le resultaba muy incómodo. No era sólo que su esposa regresaría en dos días tras acabar sus espectáculos de burlesque, sino que además, Amelie ya no era ninguna niña. Si tuviera ocho años, lo vería normal, pero la muchacha ya estaba bastante crecida y que durmiese con su padrastro no lo era ya tanto.

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⏰ Última actualización: Feb 09, 2019 ⏰

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