Llámale X

Capítulo uno:

15 de Julio de 1973:

-Hola señorita, soy X y le voy a cambiar la vida.

-¿Qué?-le pregunté.

Pero antes de poder pensar en lo que acababa de ocurrir, me agarró deprisa de la nuca y llevó sus gruesos labios a los míos (que eran más finos). Ese justo día, descubrí que existía la magia y él la hacía.

-Señorita,-dijo después de ese apasionado beso- tengo que desearle una buena noche.

-¡Espere! ¿Cuándo le volveré a ver?

-Muy pronto.

- ¿Y su nombre?

-X, ya se lo he dicho antes, señorita.

-Ese no es su nombre. ¿Qué esconde detrás del apodo X?

-No escondo nada. Mi nombre es X. Buenas noches.

Me besó la mano y desapareció en la oscuridad.

Era un tipo estraño, pero tuvo razón en lo de cambiarme la vida.

18 de Julio de 1973:

Seguía esperándole. Quería preguntarle tantas cosas. Prometo que estaba empezando a rozar la desesperación cuando recordaba sus ojos verdes y su pelo rubio. Necesitaba verle. Besarle de nuevo y morirme en el arzén de sus labios.

Hacía frío esa noche y yo quería unos brazos de abrigo. Los suyos...

-¿Qué hace aquí señorita?

-¡X! Pensaba no volvería a verle.

-Por si no lo recuerda, le dije que nos veríamos muy pronto.

-Ya veo...

-¿Está tiritando? Venga aquí y le pondré mi chaqueta.

-Muchas gracias-agradecí mientras me tapaba con demasiado amor.

-Mire señorita, creo que podría enamorarse de mí, pero no se lo aconsejo. Así que me gustaría decirle, que no quiero nada serio, pero que si algo surge, no lo paremos. ¿Está de acuerdo?

El frío se paralizó y el pecho me ardía, parecía que dentro de mí iba a salir el más fuerte de los fuegos. Quería gritar. Pero respondí con tranquilidad.

-No me voy a enamorar de usted, puede estar tranquilo.

-Bien.

Se fue de allí pero no cogió su chaqueta. Creo que eso quería decir que tendríamos que volver a vernos.