Ella

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Para mí no era nada normal la situación en la que me encontraba pero para ella sí. Mientras la insulsa se reía, sus cabellos castaños cubrían su rostro, como si la adrenalina la estuviera abrazando.

No es que no me gustara salir al parque, sino que simplemente era algo que no me apetecía hacer en ese día en específico, con ese clima. Un lugar al aire libre, con personas y niños gritando, animales corriendo y con el sol en el rostro. Cómo odiaba el jodido sol, odiaba sudar y odiaba ponerme bloqueador para no quemarme.

—Hey, Ochaco, ¿nos vamos ya? —Le pregunté cerrando los ojos en un intento por no sentir más el mareo ocasionado por el giro vertiginoso del juego, pero no sirvió de mucho.

El carrusel empezaba a detenerse y ella sacaba la cabeza de la jaula, haciendo que su cabello se elevará ligeramente; y pude ser capaz de notar como una gota de agua cayó sobre su rostro.

El juego se detuvo completamente y se sentían más gotas cayendo. Pero ella dijo antes de bajarse del juego y caer al suelo un par de metros adelante: "Por una vez en la vida deberías de dejar de ser tan gruñón, dejarte llevar y disfruta el momento".

Estaba tendida sobre la tierra con los brazos extendidos en cruz y riéndose mientras que la lluvia se hacía más fuerte. Yo, por el contrario, me senté en el piso del juego intentando recuperarme y la lluvia empezaba a mojarme totalmente. Por fortuna me había puesto unos pantaloncillos cortos y por lo menos no me llenaría de lodo.

—Esto está muy bien, estoy aquí con un jodido mareo y ademas me he mojado. Y mírate tú, estás toda enlodada. —Le dije mientras me sujetaba más cabeza, aún me daba todo vueltas. Ah, como dolía.— Nunca me había subido a un juego como este y menos me había mareado. No entiendo que carajos tiene de divertido esto.

—Piensas demasiado las cosas. —Se levantó y se acercó a mí. Aún sentía un poco la sensación de que todo daba vueltas pero al parecer ella ya había recuperado el equilibrio.
—¿No crees que es hermoso poder ver los árboles, sentir la brisa del viento, la lluvia?...

—La lluvia no es tan genial cuando te moja; y menos cuando pescas un resfriado por culpa de ella. —Refunfuñé con una tenue malestar en la cabeza y levanté el rostro solo para encontrarme con una sonrisa por parte de ella, quién hacía a un lado mis cabellos.

Eso se sintió extraño, pero lo que presenciaron mis ojos fue algo que no me imaginé nunca, verla tan feliz, pese a la lluvia y al lodo que estaba por toda su espalda y que escurría de su vestido blanco, o lo que quedaba de blanco, esos ojos enmarcados por unos mechones salvajes que caían sobre su rostro. Ahí fue cuando finalmente comprendí todo: me había enamorado de ella.

Le miré, quedando en un estado de anodadamiento, nunca antes me había parecido tan bonita, es más, nunca me había parecido bonita, para mí ella era una chica muy común. Estaba un poco rellenita, su cabello llegaba a la cintura y le gustaba usar listones rosas en el cabello y comer mochis hasta llenarse.

Pese a tener catorce años, ella seguía siendo como una niña. Le gustaba columpiarse en el viejo neumático que estaba colgado cerca del bosque, jugaba con los niños de primaria a las canicas y al futbol soccer, y también seguía jugando con sus muñecas y haciéndoles ropa con retazos de tela. Casi siempre iba a mi casa para jugar con mi hermana de once años y terminaba jugando videojuegos conmigo.

Me reproché mentalmente por estar pensando en esas cosas, hice amago de levantarme y ella retiró sus suaves dedos de mi frente y dio unos pasos atrás.
—Vámonos, si no tomamos un baño nos enfermaremos. —Dije y empredí el camino de vuelta a casa, con la esperanza de esfumar esos absurdos pensamientos.

Ochaco me seguía unos pasos atrás hasta que tomó mi mano y me sorprendió. Giré y la vi sonriendo de nuevo, en sus manos traía una rana pero yo solo pude concentrarme en su sonrisa, en lo jodidamente bonita que se veía pese al estado deprorable en el que se encontraba; mojada, con lodo y con los restos de sangre coagulada en la mano y en las rodillas. Me sentí una persona sucia al estar viéndola de otra forma que no fuera de amistad, era casi como mi hermana, y por eso me sentí un ser depravado. No podía verla de otra forma, ella solo tenía catorce años mientras que yo tenía diecinueve, yo ya había entrado en la adultez, ya era todo un hombre.

Pero ella se fue de la ciudad en la que vivíamos sin decir nada; aún la recuerdo como mi primer amor.
Fui a estudiar a otra ciudad y en ese lapso perdí contacto con ella y mis padres y mi hermana tampoco saben a dónde fue su familia.

Espero un día volverla a ver, con su sonrisa inocente enmarcada por sus mejillas cachetonas y sonrosadas, su mirada juguetona y llena de vida, invitándome un helado mientras vemos series ochenteras y ella debora mochis y palomitas/rosetas de maíz.

Ochaco, la única persona de la que no creí enamorarme, la que me hizo creer en el amor, la que se reía de mi mal vocabulario y la única chica que conocí que no le daba vergüenza usar esas palabras, la que podía ver a través de mi, la que me entendía; ella, quien sin saberlo hacia mis días felices y divertidos. Oh, Ochaco, no tienes idea de cuanto te extraño, de cuánto extraño esos días que pasamos juntos haciendo nada, haciendo muchas cosas, extraño oir tu risa, verte sonreír.

Agradezco que siempre me arrastraras a jugar contigo y con mi hermana, porque esos momentos que pasaba con ustedes eran los que me hacían sentir más vivo que nunca.

Solo espero aún estar presente en tus pensamientos... o en tus recuerdos. Tengo que continuar con mi vida, como probablemente tú hiciste con la tuya.

Un One-shot de esta hermosa pareja, mi primer ship en los más de 20 años que llevo viendo anime.

Ella (Kacchaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora