Sinopsis.

70 8 0
                                    

Alessedil portaba un bonito dije de corazón en el cuello, como un recordatorio de lo que su padre le había arrebatado siglos atrás. Aquella era una forma muy diferente a lo que en verdad era un corazón, pero esa era la figura que sus primeras y últimas lágrimas habían formado, el espeso líquido se había endurecido sobre sus manos mientras permanecía arrodillada frente a su creador.

Rozaba los 100 años cuando anheló un placer humano, enamorarse era algo que se notaba atractivo a través de lo que visualizaba en el mundo humano, atraída por el deseo de sentir todo eso le rogó a su padre que la dejara viajar lejos del inframundo por más tiempo del que le era permitido. Alessedil, cegada por el deseo le contó a su padre el objetivo de esa petición, amar a alguien. Samael, su padre, no mostró ninguna reacción en ningún momento y lo único que hizo fue hacer una petición, si ella fracasaba en su búsqueda o si ese amor resultaba ser falso, ella tendría que darle sus sentimientos y no volvería a pensar o pedir algo así de nuevo. Ella accedió, apostaba a que encontraría al hombre de sus sueños y que iba a maravillarse con las experiencias que este le traería.

El trato se cerró, sentimientos por libertad, no había marcha atrás. Así fue como esa noche se fue del inframundo, abandonó el reino de su padre sin despedirse, aún sabiendo que no volvería a ver ese lugar y a sus habitantes en un largo tiempo.

Pasó mucho tiempo antes de que la princesa se viera interesada en un mundano, a menudo era solo un gusto físico sin intereses más profundos y después de disfrutar el cuerpo ajeno se desvanecía en las penumbras. 400 años, fue el tiempo que vagó por la tierra en busca del tan deseado sentimiento, su determinación nunca flaqueó ni se desvaneció. No se percataba de que era asechada por uno de los demonios de su padre, que andaba bajo las sombras observando todo lo que hacía, Samael estaba impaciente por obtener el casi inexistente rastro de alma que su heredera.

Una noche Alessedil se topó con una esencia peculiar, casi embriagadora y la siguió a través del silencioso bosque, al final del camino se encontraba un hombre desnudo tomando un baño debajo de una pequeña cascada, ella no podía quitar la mirada de la brillosa piel de su espalda que se tensaba con cada movimiento de sus brazos. Siguió observando al extraño con interés, no era consciente de cuanto tiempo había pasado hasta que él se volteó haciendo que sus miradas se encontrasen en segundos, Alessedil permaneció inmóvil a pocos metros del desnudo hombre y éste sin musitar palabra alguna se dirigió hacia ella. Cuando estuvieron frente a frente, supo que la búsqueda había terminado, pues nadie había hecho reaccionar su cuerpo de la manera en la que él estaba haciendo en ese momento.

Se habían conocido de una manera extraña, pero la atracción entre ambos cuerpos fue intensa en ese momento y en los años restantes que habían estado juntos, era todo, Alessedil se había enamorado por primera vez y era más grandioso de lo que imaginaba, había olvidado de donde venía, qué era y quién era.

Y en sus años de existencia, nunca imaginó que era el títere de un entretenido juego puesto por su padre.

❝Sentimientos por libertad❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora