El nuestro sí
-Lo siento, pero se acabó. Esto no puede seguir así.-Sus palabras se clavaron en mi corazón como miles de cuchillos afilados. Mis pulmones se cerraron, justo lo contrario a mis ojos. Mis piernas comenzaron a temblar, y mi vista se nubló debido a las lágrimas. Aquello no podía estar pasando.
-¿Qué? ¿Por qué? ¡Pensé que me amabas!-Grité, con la tristeza y la rabia corriendo por mis venas, desatando en mi una adrenalina indescriptible.
-Eso no tiene nada que ver. Te amo, pero vas a sufrir por mi culpa. Vas a sufrir más de lo que ya has sufrido, y jamás me lo perdonaré si eso pasa de nuevo. Ya te he hecho cosas malas muchas veces, y tú me has perdonado otras tantas. De verdad te quiero, pero no puedo permitir que sufras más, Laura. -Dijo él, mi salvador, mi ángel, el amor personificado y con cabellos rubios. Se notaba la tristeza en su tono de voz y en su mirada. Sin embargo, también se notaba su determinación.
-Pues ahora mismo me estás haciendo sufrir, y muchísimo.-Grité, ya llorando desconsoladamente, sollozando. Sin embargo, esta vez sus brazos no estaban ahí para consolarme y apoyarme. Esta vez esos brazos fuertes y dulces eran los que me estaban disparando.
-Lo sé, pero es diferente. Este dolor pasará. Sin embargo, si dejo que te ates a mí el resto de tu vida sufrirás, y mucho, y durante muchos años.-Gritó él.-Deberías ir con alguien que merezca de verdad tu amor, tus caricias y tus sonrisas, alguien que no vaya a ser una carga el resto de tu vida. Jamás querría verte infeliz.
-Yo te necesito para ser feliz, ¿no lo ves? ¡Te necesito con todo mi corazón, el que ahora mismo estás rompiendo!-Sollocé.-No puedes decidir lo que es bueno para mí. Lo bueno del amor es que quieres a la otra persona en lo bueno y en lo malo. Así es justo como yo te quiero a ti, Ross. Y sé que tú también me amas y que estás sufriendo. Por favor, Ross, deja de decir esas cosas.
Las lágrimas caían por mis mejillas tan velozmente como las gotas de lluvia sobre nuestras cabezas. Cada vez estaba más mojada, y sabía que pronto me resfriaría. Sin embargo, me daba igual. Todo en aquel momento me daba igual. Sólo quería que aquella pesadilla terminase y que todo volviera a la normalidad, a nuestra maravillosa normalidad. A sus besos y caricias, sus dulces palabras, sus sonrisas, y sus maravillsos ojos color miel mirándome con amor en lugar de con dolor.
Mis manos temblaban, y el cuerpo me pesaba. Sentía que pronto caería. Aquello también me daba igual.
Nada tenía sentido sin él.
-Lo siento Laura. Espero que seas muy feliz, y que encuentres la felicidad que yo no puedo darte.-Dijo, a punto de llorar. Sus perfectos ojos estaban rojos y cuajados de lágrimas.
Me agarró la cabeza y la cintura, para darme un último beso.
Nuestro último beso.
Sus labios rozaron los míos con calidez mientras yo rodeaba su cuello con mis brazos. Acaricié su pelo, su maravilloso y rubio pelo con mis manos. Oh, Dios mío, aquello no podía estar sucediendo.
Su lengua entró en mi boca con sumo cuidado, del mismo modo que mi lengua se adentró en su boca. Nos besamos con una armonía perfecta. Era como si encajásemos por obra de la naturaleza, como si hubiésemos nacido hechos el uno para el otro.
Sin embargo, todo lo maravilloso dura poco.
Nos separamos lentamente. Noté que las lágrimas ya caían por sus mejillas, aunque algunas se confundían con gotas de lluvia. Emití un extraño sollozo y rompí a llorar de manera más fuerte. Él lloró, lloró como nunca antes lo había hecho, aunque en silencio. Nos abrazamos por última vez. Miré sus preciosos ojos en busca de una señal de arrepentimiento, o de amor, algo que me hiciera pensar que sólo era una broma, o una mentira, que todo volvería a estar como antes.

ESTÁS LEYENDO
El nuestro sí //One shot Raura//
FanfictionEl dolor me consumía. No sabía qué hacer. No sabía qué decir. La lluvia seguía mojándonos. Mi mundo se estaba yendo al traste y no podía hacer nada. Sólo llorar. Las lágrimas eran lo único que quedaba dentro de mí. Ellas, y mi corazón roto.