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Una buena amiga.
La pequeña hanuel siempre había sido una niña agradable y amable, amada por todas las personas de su pequeño pueblo, a diferencia de jeongyeon, quien apenas se había mudado a ese pueblo casi olvidado por la tecnología de la gran capital de Corea, Seúl. Desde la primera vez que la pelinegra observó a la castaña, llamó su atención, ¿qué hacía una chica que claramente era de cuidad en un pueblucho como ese?
Muchas preguntan rondaban en la cabeza de hanuel acerca de la chica que estaba parada delante de ella presentándose.
Hanuel siempre notaba como los padres de jeongyeon siempre tardaban en llegar, mientras que su abuelo era de los primeros en estar ahí.
Un día, por causas del destino su abuelo no pudo llegar temprano y uno a uno, todos los pequeños amigos de hanuel iban siendo recogidos por sus padres, quedando solamente ella y jeongyeon.
La castaña cansada de siempre tener que esperar a sus ocupados padres, se puso de pie y se encaminó hacía la salida.
― ¿a dondé vas? ― le cuestionó la pelinegra que movía con ansiedad sus piernas
― a casa, ¿vienes?
Hanuel se pensó un poco el si ir, puesto que probablemente su abuelo se molestaría si se iba antes de que el pasara por ella, pero la niña cansada de tener que esperar, tomó de la mano a la castaña y salieron de ahí juntas.
― ¿vamos a mi casa? ― preguntó hanuel a jeongyeon, quien sin mucho que esperar, acepto
Ambas niñas siguieron el corto camino de la escuela hasta la casa de hanuel, al llegar a la casa de la misma, las palabras de hanuel tomaron por sorpresa a jeongyeon.
― ¡abuelo, traje a una amiga! ― la pequeña jeongyeon nunca en su corta edad había tenido una amiga, o alguien que la proclamará con tanta facilidad "amiga"
Hanuel le ofreció un asiento a la castaña, quien observaba con atención toda la decoración de la sala, minutos más tarde su abuelo salió de la cocina dispuesto a regañar a hanuel por no hacer caso a las ordenes que antes le había dado, pero la pequeña castaña intervino al decir que todo había sido su idea.
El adulto no tuvo más que callar, esa misma tarde, jeongyeon se quedó en casa de hanuel a comer mientras que sus padres la recogían. Lo que pensó que sólo sería cosa de una tarde y al día siguiente hanuel ni recordaría lo del día anterior, fue un error, todas las tardes hanuel la invitaba a comer, en un principio aceptaba más que nada por cortesía, pero conforme pasaba el tiempo, la chica aceptaba cada vez más gustosa, hasta que las horas y los días se convirtieron en semanas y meses, para finalmente ser años.
Lo que había comenzado con un simple acto de rebeldía por parte de la castaña a la edad de siete años, se había convertido en una amistad inquebrantable a la edad de catorce años. Hanuel, por su parte había crecido bien, siendo una adolescente linda y despistada, demasiado noble ante el peligroso mundo, por eso jeongyeon se había dado a la tarea de protegerla durante todos esos años, pero ahora se tenían que separar.
El frío carácter de jeongyeon no supo como expresar antes de tiempo su partida. Esa mañana no pasó a casa de hanuel, para ir juntas a la escuela, la pelinegra la espero por casi una hora, ella aún seguía dispuesta a esperarla, pero su abuelo le dijo que se fuera de una vez, probablemente a jeongyeon había olvidado el ir por ella, hanuel por su parte, no estaba muy convencida de las palabras de su abuelo, pero aún así partió hacía la escuela.
