Parte 1 Sin Título

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Dedicada a Sam e Isa, inspiración para esta historia.

Perdido en un mar de pesadillas.

Despertó sumergido en un mar oscuro .Tenía muchas preguntas pero lo único que tenía de seguro era su ignorancia. Cada movimiento que daba para subir a la superficie le era en vano. Cómo nadar hacia arriba cuando no se tiene sentido de la orientación. Empezó a desesperarse, creyendo moverse hacia la superficie bien podría llevarlo a hundirse más. Pasó un rato hasta darse cuenta que no moría, él seguía allí sufriendo por una necesidad que desde un principio no había tenido. Sin embargo no dejó de ahogarse presa de sus pensamientos que intentaban asimilar la situación. Trató de darle la más vaga explicación que se le puede dar a lo que se desconoce, todo era una simple ilusión, un sueño del que aún no había despertado. Trató de concentrarse en dejar de estar dormido, pero no importaba con cuánto esfuerzo lo intentase, no se puede despertar ya estándolo. Pasó un rato en la soledad de sus ideas hasta que decidió nadar, cualquier dirección que tomase lo ayudaría a hallar, o la superficie o el fondo del final de su tormento.

Nadó hasta notar que no sentía cansancio. No podía ahogarse ni cansarse y sintió como no podía sentir el agua. Todo le decía que esto era un sueño. Se detuvo a meditar, hasta que pensó en algo que lo aterró más aún que su naufragio. Si esto era un sueño del que no podía despertar, podría deberse a una cosa, a que su cuerpo yacía en coma mientras que su mente permanecía encerrada en el umbrío del subconsciente.

La duda invadió cada parte de su desconocido cuerpo. Muchas veces se había imaginado cómo sería morir e ir al cielo pero si esta creencia no fuese más que una feliz mentira que los humanos inventamos, esta sería la realidad a la que tanto le tememos. Por lo tanto su alma habría de permanecer atrapada hasta que el cuerpo decidiese abrir los ojos, dejar el sueño y volver al mundo.

Pasó un largo tiempo flotando en su desconocimiento cuando empezó a notar una claridad debajo de sus pies. Rápidamente empezó a nadar hacia la luz. Lo que sea que fuese era mejor que el vacío en el que se encontraba. Poco a poco todo se iba acercando a aquella luz cálida que le traía un sentimiento de esperanza. Salió a la superficie y vio un cielo oscuro en el que se habría paso por el horizonte el alba que dividía la noche del día.

Olvidando su situación se dejó hipnotizar por aquel resplandor de belleza. No podía evocar momentos específicos, solo se dejaba llevar por el recuerdo de las sensaciones. Pensaba en la alegría y serenidad. Trataba de visualizar un mundo que siempre le fue ajeno sin darse cuenta que aquello que sentía no eran recuerdos, solo era la sencillez del presente que por ser tan incomprensible no podía aceptar.

Tan ido estaba de su alrededor que no notó como las nubes empezaban a cubrir el sol. Lentamente cubrieron cada rayo de luz que le brindaba una falsa sensación de calor. Una vez reventada su burbuja de asombro, decidió observar donde se hallaba pero una sensación de desesperación empezó a surgir al darse cuenta que no podía moverse. Bajó la mirada y todo lo que había pensado que era un mar, ahora estaba congelado.

Trató de moverse durante un largo rato hasta dejarse vencer por la frustración que crecía en cada intento. Pensó que si esto era un sueño podría lograr liberarse del hielo, sin embargo, por más que lo tratase no lograba darse la fuerza para poder salir. En su estanco de decepción comenzó a sentir nostalgia de aquel sol que había estado contemplando hace ya un tiempo indeterminado.

Nuevamente se encontraba rodeado de oscuridad, resignado a la merced de que la luz volviese a surgir. Cada segundo que pasaba, sus pensamientos lo torturaban con la frustración de su incapacidad de poder controlar su propio sueño.

No tenía idea ya de hace cuanto había estado congelado o cuando dejaría de estarlo, solo le quedaba contemplar el horizonte nublado que se mostraba en frente de él. Comenzó a buscar entre sus recuerdos y notó que había olvidado cómo llegó a estar allí. Ya no recordaba la oscuridad de la que había venido o la luz que lo guió hasta la superficie. La angustia se apoderó de él, esta vez no por su impotencia sino por la idea que corría en sus pensamientos, el no poder recordar más que sensaciones.

No paraba de intentar recordar cuando sin darse cuenta los rayos del sol volvieron a cubrir el mar, el hielo se deshizo y esta vez aprovechando su relativa libertad nadó hasta olvidar por que nadaba.

Finalmente llegó a un islote, el sol ya se volvía a ocultar y del cielo empezaban a caer gotas, miró al cielo y al ver como caían se dio cuenta de que no sentía la lluvia ni el viento que las arrastraba. Tampoco se sentía mojado, solo podía observar como todo se movía a su alrededor mientras él transitaba como si no existiera. No lograba comprender su ausencia de sensibilidad e intentando tocar las gotas miró el atardecer. Poco el sol se ocultaba a través de la lluvia sumergiéndose en el mar.

Al mismo que el sol mostraba sus últimos rayos, una oscuridad cubrió lentamente su visión, no tuvo tiempo de siquiera temer puesto que la oscuridad que lo envolvía no se hallaba a su alrededor, creció de él y a la par que la luz dejó de brindarle su manto, la oscuridad lo envolvió.

Cuando despertó no recordaba nada de lo sucedido. Observó la luna que posaba en un cielo despejado lleno de estrellas que decoraban la noche. Se levantó desorientado no sabía dónde se encontraba ni cómo había llegado hasta allí. Miró a su alrededor y su vista se perdía entre la arena y el mar tratando de reconocer el lugar donde se hallaba.

Hasta que vio una luz que destellaba constantemente a la distancia. Tan desorientado estaba que no dudó en seguir aquella esperanza de la que presentía calmaría sus dudas.

Por última vez nadó y mientras se acercaba la costa, esta se volvía cada vez más clara. Vio como el faro se encontraba encima de un puerto sobre las rocas y al acercarse más vislumbro dos siluetas que observaban el amanecer . Subió por las rocas hasta ellos, miró a un hombre fuerte que abrazaba con un brazo a una muchacha que tenía una lágrima en su mejilla. Sin pensar en que estos no reconocían su presencia miró a los ojos de la muchacha y fue cuando finalmente el miedo de la realidad lo golpeó y entendió que no estaba dormido.

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⏰ Last updated: Feb 10, 2019 ⏰

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Lost  in a sea of darknessWhere stories live. Discover now