BIRCH ••SuJin-YoonJin-SIN••

»birch«

Su cabeza descansaba entre sus brazos mientras reprimía las ganas de llorar, su corazón oprimiéndose con cada respiración controlada, con cada mueca de desinterés disimulada, con cada pobre intento de mostrarse tranquilo. 

>>Tu madre murió esta mañana... No pudimos hacer mucho, lo lamento...>>

Cerro sus ojos, tratando inútilmente de mantenerse estable delante de sus compañeros, respirando cada vez mas pesado mientras se obligaba a si mismo a no mostrarse débil. Su cuerpo entró en pánico cuando una mano se poso en su cabeza, acariciando ligeramente mientras hablaba desinteresadamente. Levanto la cabeza, observando inquisitivamente el cuerpo esbelto que se encontraba a su lado, sonriendo y conversando de manera natural, aislado de la manera en que era observado por el castaño.

El rubio tomo asiento, ignorando por completo al chico a su lado, quien pasaba desapercibido por muchos de el grupo de chicos que se encontraban sentados alrededor de aquella mesa. Alejo su mano para sonreír a Yoongi y seguir conversando, pasando por completo la manera en que el castaño seguía mirándolo. Yoongi se levanto de su lugar, excusándose con una disculpa para después salir de la cafetería. Camino por un largo tramo, observando a la lejanía a un chico alto que se mantenía de pie frente a un árbol, negó lentamente, tomando asiento en una banca cercana mientras trataba de controlar su respiración. Para Min Yoongi nunca fue difícil mantener sus sentimientos a raya, jamas se dejo ganar por una lágrima que quisiera resbalar por su mejilla, no existe una vez en la que el se haya mostrado transparente frente a alguien, ni siquiera cuando del otro lado de la linea escucho las palabras que le confirmaron la gravedad de el estado de su madre, o cuando llamaron para avisarle que había muerto.

Tomo una profunda respiración, cubriendo su rostro con sus dos manos y repitiéndose mentalmente las palabras que siempre se decía para obligarse a no llorar.

Llorar es de débiles...

Aparto sus manos después de unos cuantos minutos en los que consiguió calmarse y se puso de pie nuevamente para dirigirse hacia su próxima clase. Se detuvo un breve momento, observando una vez mas al chico alto que se mantenía firme, observando a un simple árbol.

—¿Que tiene de interesante un árbol...? — se cuestiono en voz baja, torciendo la boca y arrugando la nariz en el proceso.

Siguió su camino, ignorando una vez mas a el alto muchacho que gustaba de admirar las cosas inertes, sonriendo con tristeza al recordar el impetuoso gusto que su madre tenia hacia la naturaleza. Sacudió su cabeza de un lado a otro para evitar llenar su mente de recuerdos que se volvieran dolorosos a causa de la repentina noticia, suspiro exageradamente mientras caminaba por los pasillos de la institución a la que asistía y deteniéndose en su ya memorizado casillero para tomar su cuadernillo. Se quejo con fastidio al revisar el horario ajetreado que tendría ese día puesto que calculo en el manejo de espacios y cantidades era un tema un tanto fatídico.

Suspiro una vez mas, tomando el lugar que le correspondía, fijando su vista en la ventana que daba a el jardín principal del instituto. Observo detenidamente el lugar donde momentos antes se encontraba aquel muchacho rubio que no había dejado de observar a aquel gran árbol. Se pregunto nuevamente porque aquel chico observaba tanto ese gran árbol, ¿que tendría de especial un árbol?, ¿como algo tan simple puede robar la atención de alguien?.

El sonido de el escritorio siendo golpeado lo saco de su ensoñación, asiéndolo girar hacia enfrente nuevamente para percatarse de la presencia de el profesor de calculo. El hombre dio un muy ruidoso buenos días para después comenzar con la clase, obligando mas que nada al castaño a prestar su total atención a la clase. El modulo transcurrió lento, siendo exasperante para el castaño, quien se sentía morir de sueño en aquel salón que se había vuelto tan tortuoso como una cárcel. Se restregó la cara con una mano para intentar seguir prestando atención a la clase tan aburrida que estaba siendo impartida, inconscientemente se giro hacia la ventana observando el mismo lugar donde yacía el frondoso árbol. Se dedico a admirarlo un momento, dándose cuenta que aquel árbol tenia mucho mas que simple en su definición, aceptando por primera vez que se había equivocado con algo; el árbol definitivamente era algo que robaba la atención.