✧ • ¡ Hey,honey! • ✧

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Anime/Manga: SERVAMP -サーヴァンプ-
(Sāvanpu).

Creador: Strike Tanaka.

Pareja: Sleepy Ash [Kuro] x Mahiru Shirota.

Palabras: 1039.

Nota: Me inspiré en un "Tu secreto" que encontré en Pinterest, así que puede que más de uno ya lo haya visto/leído. Sin embargo, espero que este one-shot sea de su agrado, si así lo fué, no olviden votar y dejar un comentario.

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Ya eran alrededor de las doce y media de la noche y el adolescente caminaba por las desiertas calles de la ciudad. Con sus manos escondidas en las mangas de su abrigo y suspirando sobre ellas brindandose algo de calor.

La fiesta ya había terminado, se había divertido con sus amigos y apoderado de esa noche, pero las pocas horas de sueño de la noche anterior ya comenzaban a afectarle . El frío clandestino del invierno le provocaban ansias por llegar a su hogar y acurrucarse con las suaves sabanas de su cama.

Miró a su alrededor rozando sus dedos con los arbustos que sobresalían de algunos jardines, absolutamente silencioso, aunque algunas personas en sus autos seguían deambulando, no pareciera haber más sonido que ese. Shirota miró la oscura noche de aquel 5 de Julio, debió quedarse en casa debido a la proximidad de los exámenes, pero no podía negarse ante la insistencia de sus amigos ya que, después de todo, el no era mucho de salir de su casa.

Suspiró agotado doblando una esquina y, como si de otro mundo se tratase, contempló inseguro la obscuridad dominante en aquella sección , caminó unos pasos hacia adelante lentamente sintiendose rodeado de la penumbra de aquel lugar. Buscó su celular en los bolsillos de sus pantalones azul marino algo nervioso, se sentía extraviado, pero tenía la certeza de estar más cerca de su destino, frunció el ceño al recordar que había dejado su teléfono olvidado en casa y escondió nuevamente sus manos entre las mangas de su buso bordó.

Los pasos cada vez eran más pesados, el sueño lo obliga a cerrar los ojos y las ráfagas de viento helado lo ayudaban a despertarse. Volteó nuevamente al percibir un ruido parecido al que venía escuchando tiempo atrás, cansado, apresuró su marcha un poco más considerandose acechado. Volvió a doblar una en una esquina y el ruido de una moto estacionandose frente a él lo hizo temblar.

— ¡Hey, cariño! —. Exclamó alguien que no podía distinguir con exactitud, lo más característico era el tono azul de una especie de buso que llevaba puesto y la forma de orejas de gato en la capucha de este, aunque la oscuridad del ambiente no le dejaba detallar más del individuo. Retrocedió dispuesto a empezar a correr, pero el chico lo tomó de la cintura apegandolo a él y sus frías manos terminaron en los hombros del contrario. Shirota lo miró entre asustado y confundido, no entendía la situación ¿lo habían confundido con alguien más?, era la respuesta más simple al inmenso mar de ideas que se había formado en su cabeza.

— Creo que te equivocaste de pers- —. Un sutil beso hizo que quedara en silencio. Sus mejillas estaban coloradas y el frío pareciera haber desaparecido. Miró al mayor totalmente avergonzado tratando de decir algo, siendo nuevamente aturdido al experimentar su cintura siendo levemente apretada y una respiración contraria sobre sus labios. El desconocido apoyó su frente sobre la del menor susurrando.

— Ese auto te está siguiendo desde hace tiempo —. Mahiru lo miró con la boca abierta de asombro, los sonidos que tachaba por cosas comunes en realidad era un automóvil siguiéndolo. El peliceleste acarició su mejilla robándole otro beso y observando de reojo como aquel molesto auto finalmente cambiaba de dirección.

— G-Gracias —. Susurró al darse cuenta por completo de la situación, pero subió la mirada con sus mejillas sonrojadas y frunciendo los labios — Pero... ¿era necesario que me besaras?—. El contrario lo miró con pereza y aflojó levemente la presión en la cintura del castaño.

— Te besé para que piensen que éramos pareja y no que estabas caminando sólo a la una de la madrugada —. Le regaño molesto con un leve tono carmín en su rostro.

— ¿Dos veces? —.

— Por si dudaban —.

Mahiru lo miró y una risa se escapó de sus labios haciendo que el mayor frunciera el ceño algo sonrojado.

— Gracias entonces —. Dijo con una sonrisa serena aún en los brazos del motociclista.

— Quien lo diría, en una pequeña ayuda para que no secuestren a alguien, Nii-san consiguió novio —. Tanto el castaño como su acompañante se giraron exaltados al notar la presencia de cierto rubio que los miraba sonriente.

— Pídele su número —. Acotó Tsubaki apoyado en uno de los árboles que había allí.

Shirota, aún más confundido, detalló a las personas frente a él y, como si el tema jamás hubiera tenido importancia, recordó que él ya debía de estar en su casa. Se separó despacio de su "salvador" e intentó distinguir en que lugar se encontraba. Ante el desconcierto evidente del menor, Ash nuevamente se acercó.

— ¿Quieres que te lleve? Ya sabes, puede que estén a punto de secuestrarte y no te des cuenta —. Mahiru hizo un puchero sintiendose algo ofendido y sus hermanos susurraron un "seguro" mirándose entre si divertidos. Sabía que al llegar a casa tendría que soportar un interrogatorio por parte de sus otros hermanos — De verdad no eres nada desconfiado —. Susurró al verlo caminar por las frías calles y detenerse en una esquina esperándolo.

Sonrió negando levemente con la cabeza y se acomodó junto al castaño emprendiendo su camino. Ninguno de los dos sabía que aquel particular encuentro daría origen a una hermosa y duradera relación.

[...]

— Qué forma más extraña de empezar una relación —. Concluyó su tío algo sorprendido por el relato.

— Lo sigo cuidando por si lo intentan secuestrar —. Afirmó Ash y Mahiru sonrió ante el comentario.

— Mientras no lo secuestres tú , no hay ningún problema —. Dijo al ver la felicidad de su sobrino, pero reafirmó su postura sería en apenas segundos. — No quiero enterarme de que estuvieron haciendo nada inapropiado —. Ordenó y las mejillas de Mahiru se tiñeron de un tono carmín al igual que su pareja.

— C-Claro —. Aceptó apretando levemente la mano del castaño por debajo de la mesa para poder entrelazar sus dedos .

Toru suspiró levantándose de la mesa y tomando las llaves despidiéndose de los jóvenes para ir a trabajar. Sonrió recordando la extraña anécdota de como el peliceleste había tenido que romper una de las cámaras del menor de los hermanos para que borrara las fotos que había tomado, aunque no le sorprendería a nadie que tenga una copia en alguna parte.

En el ya deshabitado apartamento, ambos adolecentes se sonrieron con complicidad.









Fin.

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