Ayer, entre sueños lúcidos me pregunté si era concebible el amar solo el concepto de Eros como tal y no explorarlo con -o sentir la atracción necesaria hacia- un alguien tangible. Busco entender esas energías contradictorias en mi persona; pues, verás, tengo esta riña constante entre la idea secular/social del amor y mis propias conclusiones introspectivas. ¿Hay correcto e incorrecto, o de nuevo los grises de la vida vienen de nuevo a jugar con mis sanidad?Porque mis ojos han observado toda clase de belleza -física y abstracta- en la imperfección, mas nunca ha habido un avivamiento en mi. Ese algo que hiciera brotar la voz seductora de las profundidades de mi mente, y que me incitase con un "ve y conquista, ve y sáciate".
Los toques superficiales han recorrido mi piel y se me han erizado los vellos, mas no de dicha, sino de un repudio infundado ante el contacto. Ellos dicen que no entenderé hasta probarlo, que son mis temores hablando. Sin embargo, mi pequeño cuerpo no encuentra satisfacción en perseguir la cercanía con otro cuerpo.
He escuchado falsedad o verdad de la boca de muchos. He escuchado voces que derretirían el mismo núcleo de una existencia solar. Pero mi mente no registra que debe despertar en mi fantasías, las ansias de oír su voz mezclándose con la mía, ambos esclavos de la delicada violencia que trae consigo el erotismo.
Por mis pensamientos cruzó que tal vez soy egoísta, y que mi deseo es poseer al amor mismo en todas sus formas. Que quiero ser Psyché para robarle eln corazón, para decepcionarle, para que implore por mi. También ser Tánatos, su complemento, la fuerza en oposición, su igual. O puede que quiera ser el mismo Eros, para comprender el misterio detrás de la pulsión de vida y mi desidia hacia la misma.
Hay posibilidades de que no encuentre una respuesta concisa como quisiera. Al menos, he llegado a un acuerdo conmigo mismo de que esta bien el no compartir el plano que el mundo vislumbra como el ideal de amor. Que aquello no me resta, salvo por la inexperiencia, que no es necesario y que debo hacer únicamente lo que no le aumenta a mis pesares. La duda seguirá allí, y no hay quien o que la apacigüe. No obstante, esta interrogante esperará por todos los que en ella decidan sumergirse.
(Lo sé, pienso demasiado y son solo nimiedades.)