Monstruo

"No te conviertas en un monstruo, por favor".

Dieciséis años sin oír, ver, hablar ni sentir.

Sin embargo, entendí claramente el dolor con el que me rogabas.

Sin embargo, lo lamento.

Cuando sentí por primera vez lo que era el dolor en mi cuerpo incompleto, creí que sólo debía seguir peleando por recuperarlo. Pero cuando sentí el dolor en mi corazón, supe que aún quedaba algo más por lo que luchar además de las partes faltantes de mi cuerpo.

Ese dolor fue peor que el que sentí al perder la pierna derecha.

Mio no merecía morir. Ella cantaba para ser feliz. Me cantó a mí, tan amable, para que mis oídos se adapten. Mio no merecía morir. Ni ninguno de los niños y niñas huérfanos. No así.

Mi destino fue determinado desde que nací, pero también lo elegí.

¿Me habré convertido en un monstruo, Dororo?

Lo que sí sé, es que aquel gobernante lo fue.

Este gobernante lo es.

Y debo confesar que yo también, al menos en parte. A cambio de recuperar lo que me fue arrebatado, he privado a todo un poblado habitado por inocentes, como Mio y los huérfanos, y como tú, de su sustento de vida. Pero también se lo he privado a los culpables de asesinar inocentes, como Mio y los huérfanos, y como tú. Y no siento una absoluta pizca de culpa. Aquí el culpable de todo es él: su gobernante.

Mi padre. El monstruo.

Si acabar con él me termina por convertir en uno, ya no me importa. Tú ya no estás para prevenirlo.

Seré un monstruo despiadado, tal como él lo fue cuando te atravesó el cuello con su katana.