New York

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Presente...

"Iré afuera un rato." Hero me dice.

Me volteo en la cama subiendo las sábanas a mi cuello.

"¿Trabajo?" Le pregunto.

"Lo usual"

"Bien, diviértete." Digo con una sonrisa.

"No olvides que tenemos la entrevista con Anna en el Today Show mañana en la mañana" Él me recuerda. ¿Cómo puedo olvidarlo? Ya había dejado una nota en la mesa de noche.

Miro el reloj digital y veo que eran las siete de la mañana. Gruño y me volteo.

"¿No tendré un beso?" Hero pregunta y puedo oír la alegría en su tono.

"No, es muy temprano. Tal vez después"

"Siempre diciéndome que no." Él ríe.

Mariposas revolotean en mi estómago cuando lo recuerdo haciéndome el mismo comentario el día en que quedamos varados en el lago.

Me volteo y tomo a Hero por la camisa inclinándolo hacia abajo para besarlo profundamente.

Él suspira en el beso y meto mi lengua en su boca. Estoy agarrando su camisa tan duro que casi me convenzo ante la posibilidad de que se podía rasgar.

Rompo el beso y lo miro a los ojos. "Quédate"

"No puedo bebé, tengo una reunión pero estaré de vuelta pronto, lo prometo."

Dejo ir su camisa y le doy la espalda con una rabieta.

"Oh, vamos. ¿Me dejarás así?"

No respondo.

"Jo" Hero susurra.

Trato de esconder la sonrisa formándose en mis labios, pero es inútil. "Hero"

Él jala levemente de mi camisa y me volteo hacia él. Él sonríe y besa mi frente con cuidado. "Te veré pronto."

Sonrío y lo veo irse, un vacío repentino me llena.

****

Cuando ya eran las nueve de la noche, New York está completamente despierto. Filas de autos pitando, pájaros trinando y personas corriendo frenéticamente tratando de llegar a donde iban.

Salgo de la ducha y me seco.

Una de las mejores partes sobre mi decisión de cortar mi largo cabello era el poco mantenimiento que el pelo corto tiene. No tenía que secarlo por tanto tiempo, tenía buena forma y era fácil de cepillar.

Hoy decidí ondularlo.

Salgo del baño y hago mi camino a mi maleta. Estaba planeando tener un día de pereza hasta que Hero llegue, pero me decidí por ir a explorar mientras él se ha ido.

Pasaré por una tienda de café en mi camino.

Es un buen lugar para empezar.

Me pongo una sueter negra, una licra negra, mis botas grises, un gorro marrón y un cardigan gris. No lo intento mucho con mi maquillaje hoy, solo aplico corrector a las ojeras formadas por cansancio.

Después de tomar la llave del cuarto, hago mi camino al piso de abajo y salgo a la brisa de la mañana.

Camino a la cafetería. Cuando entro puedo oler el dulce aroma a café y a la pastelería fresca. Tomo un lugar atrás de la fila y miro el menú.

Agradezco que las opciones de bebidas no sean muy indignantes.

Cuando era mi turno de ordenar, una chica joven estaba posicionada atrás del mostrador. Tenía el cabello rojo y colocho, lentes y un rostro lleno de pecas. Ella me echa un vistazo a través de sus lentes y luego sus ojos se amplían.

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