Diamantes verdes

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Las montañas traicionaron a los aventureros pues su tierra no poseía lo que ellos iban a buscar con anhelo.
El diamante verde, cruzaba de su párpado al otro, si existió una montaña que admiraba el diamante fue su nariz y las curvas de recovecos entre sus dedos.
Contaban segundos para verlos de nuevo, a un solo parpadeo se contemplaban bosques.
El diamante verde no se encontraba en las montañas altas e invencibles, estaban es sus ojos...
Eh pasado horas desvelada con un abrazó de su mirada, parecía que su color, aquél verde cristal mostraba otros pasajes en cada mirada que daba.

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