Sueño Interrumpido

Parte I

Por mucho tiempo, siempre había oído relatos e historias fascinantes sobre esta floreciente nación. Mis padres, hermanos, amigos, conocidos, e inclusive gente con la que jamás volví a interactuar en mi vida entera, estaban de acuerdo en que este lugar puede dejar boquiabierto a cualquiera. Era hasta raro encontrar a alguien que opinase lo contrario por lo insensato que esto significaría.

Lo conocen por varios nombres: La tierra de la libertad y las oportunidades; El sueño anhelado; La cuna de la riqueza; La meca del consumismo... En fin. Son tan numerosos los apodos que inclusive pueden variar dependiendo a quien le preguntes. Unos más ridículos que otros, a decir verdad. Pero el nombre que sobresale de todos estos, y que, sin duda alguna es el estandarte de este país, es "América".

¿Cómo puede este país contar con una economía tan fuerte como el hierro? ¿A qué se debe su reconocimiento sobresaliente ante otros países? ¿Por qué nadie se le ha podido igualar? ¿Desde cuándo se volvió potencia mundial? Incógnitas que solo el tiempo responderá en su debido momento. Por ahora, no queda nada más que reconocer las maravillas que América ofrece a sus habitantes.

Educación de suma calidad desde los primeros años, leyes coherentes (O al menos en su mayoría), seguridad garantizada, tecnología de última generación, libertad para todos los ciudadanos, recursos en abundancia, economía excepcionalmente estable... Un sin fin de cualidades que en conjunto forman una excelente calidad de vida; tan atractiva que hasta puede resultar peligrosa por culpa de aquellos codiciosos de otras partes del mundo que desean alcanzar el sueño americano. Sin importar el como o quien salga herido.

Ahora, en vísperas del 2079, un hueco en la bolsa de valores de Nueva York abre las puertas para una nueva vida, un nuevo comienzo lejos de la pobreza y la miseria de mi país. En donde he tenido que hacer sacrificios de los que no me siento orgulloso para sacar a mi familia adelante. En donde millones de personas se han visto obligadas a vender hasta la última de sus pertenecías con la finalidad de vivir un día más.

Tan solo un miserable, vergonzoso y pobre día más.

Soy Pablo; Pablo Herrera. Tengo 23 años y mis ambiciones por salir del país son tan grandes como la marginación el la que mi familia se encuentra. Incluyéndome, somos un total de 5 viviendo enla ciudad de Nuevo Tlaquepaque, en una pequeña y fraudulenta casa, a hora y media de la capital mexicana en la zona centro del país. Mi padre, que había estudiado en una de las mejores universidades del país- en inclusive, del mundo- jamás tuvo la oportunidad de conseguir un empleo decente.

Y luego está mi madre, una apasionada por el mundo de las artes visuales y los libros; enamorada de, prácticamente, la vida misma.

Mi boleto de salida se llama David Gard. El típico norteamericano ejemplar que todos tienen presente. Fue un compañero que había tenido en preparatoria mientras él venía de intercambio. No creo que haya tenido muchos amigos más que yo mismo y uno que otro en otros cursos, aunque fuimos siempre inseparable. Hace una semana, contactó conmigo por medio de una videollamada. Me contó sobre la vida que tiene en Manhattan, trabajando en Wall Street muy cómodamente, como también mencionó mis finas habilidades como vendedor que recuerda haber visto en mí cuando solíamos estar en el mismo salón de clases.

-Tendrás un pequeño apartamento en Lower Manhattan gratis durante los primeros seis meses. Se te pagarán los servicios de luz, internet, agua y gas, sin mencionar que por cada acción que vendas se te concederá el 3% de la ganancia obtenida-. No había recordado a David de esa manera; sus ojos verdosos y su cabello castaño peinado de lado hace dar la impresión de alguien severo, cuando en realidad es todo lo contrario. Por más de una ocasión, quise preguntarle sobre lo que pasó mientras nos separamos, que ha sido de su vida, pero la conversación exigía a gritos profesionalismo, y yo no estaba en la posición de hacer el ridículo-. El mercado de divisas ahora es más competitivo que nunca. La guerra económica con China ha llegado a su máximo auge desde hace varios años y no estamos tan seguros si nos llegarán a superar. Por ello, debes prometerme que darás todo tu ser para que seas productivo en la compañía y no estarás con buenismos de cualquier tipo; aquí vendrás a invertir, a ganar dinero para ti y para todos nosotros. ¿Puedo contar contigo?

-Para eso y muchas cosas más. No te defraudaré David.

- El viejo Pablo de siempre, no has cambiado nada.

Le doy una sincera sonrisa.

- Haré lo posible para mantenerme en lo que los demás me exijan.

-Excelente, te daré la información exacta por mensaje. Puede que empieces a principios de diciembre. Hasta entonces, Pablo, saluda a tu familia de mi parte.

Cuando la llamada estaba por terminar, y teniendo todavía una cosa más por decirle, deje salir un gritillo de mi boca.

- ¡Espera! Solo te quiero agradecer por esta oportunidad. No sabes las complicaciones con las que estamos por aquí algunos.

-Aun no me agradezcas, ya verás que eso pasará a segundo plano. Hasta entonces.

Una persona cualquiera creería que esto se trata de una estafa barata, un obvio ejemplo de un intento de extorsión, o quien sabe, inclusive algo relacionado con el tráfico de personas. Sin embargo, David avaló todo lo que había dicho en la llamada con varios certificados y pruebas suficientes enviados en mi correo electrónico. Cada archivo necesario estaba impecable y sin indicios de falsificación. De todas formas, ¿Qué otra opción tengo? ¿Qué más podría perder? Muy pronto, y si todo sale como lo he esperado, podré pasar a una nueva fase en la que, no solo yo, si no mis seres queridos serán beneficiados.

Oh, querida madre, sé que no he sido el mejor hijo, ni mucho menos el mejor ser humano, aunque moveré el cielo, la tierra y hasta el propio universo para que, por fin, seas grata de contar con una mejor calidad de vida, tanto para ti como a mis pequeños hermanos. Tan solo déjame reunir el dinero suficiente para cumplirte este deseo, y hacerte más feliz.

O como mínimo, menos desgraciada.