One Shots

San Valentín

One shot por el día de San Valentín, disfrútenlo.

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Sus pies la llevaban de lado a lado en trayectorias verticales acercando su mirada a las vitrinas de exhibición de cada local que ofrecía algún producto relacionado con el día de san Valentín. Peluches, ropa, dulces y flores ¿Por qué todo parecía tan cliché?

Detrás de ella caminaban a paso tranquilo su hermana Anna en compañía de su novio Kristoff, ambos miraban divertidos a la rubia buscando el regalo perfecto. Jamás habían imaginado ver a la siempre serena Elsa Arandelle romperse la cabeza en busca de un objeto material y menos para un chico.

Justamente hacia un año era Anna quien buscaba como loca el regalo para el chico que ahora la acompañaba y dicha ocasión era Elsa la que le acompañaba tranquilamente haciendo comentarios despectivos de aquel día.

"Es solo una fecha de consumismo" le había dicho aquella ocasión.

— Tu eres un chico, deberías ser un poco más de ayuda.

— No creo que Frost y yo tengamos gustos similares

Anna solo rodó los ojos, ante el poco apoyo de su novio, pero así lo quería.

— Una taza con chocolates. Su exceso de energía solo puede ser resultado de una adicción al café y a los chocolates. — Propuso Anna basada en las evidencias más contundentes.

— Muy simple. – Respondió Elsa mientras seguía su recorrido.

— Flores, un clásico por excelencia. — Kristoff a pesar de todo era un tanto conservador, le había servido con Anna y su querido suegro.

— Muy cliché. — Finalmente rendida fue a buscar descanso en una banca.

— Una carta de amor súper cursi. — Nuevamente Anna aportaba las ideas más intrépidas.

— Muy arriesgado. — Pero Elsa se encargaba de buscar el pretexto perfecto.

— Podría ser anónima.

Elsa se llevó las manos a la cabeza despeinándose  ligeramente su perfecto peinado de trenza francesa. Aun no encontraba una respuesta al como un chico doblegaba todos los principios que le regían desde temprana edad.

Cualquiera le decía que ella era hermosa, inteligente, culta y de buena familia, podría tener el chico que quisiese con el más mínimo esfuerzo ¡Y era cierto! Pretendientes no le faltaban pero solo uno, solo un chico flanqueaba todos sus sentidos y desbarataba el muro de frialdad emocional que con tanto esmero había creado.

Lo conocía desde hacía años, el idiota escandaloso que hacía y decía cosas que hacían reír a su clase desde tercer grado, excepto a ella claro que lo encontraba desesperante; sin embargo después de aquel verano, Jack había regresado convertido en el chico seguro y divertido que agradaba a todo el mundo, aquel que podía unir a los nerds y a los del equipo de futbol, el que con tan solo una palabra podía sacarte una sonrisa y alegrarte el día. Elsa lo había comprobado aquella vez que fueron compañeros de una exposición en pareja. Desde aquel día había surgido una amistad que paso a ser una atracción y finalmente un enamoramiento de su parte.

El problema es que no sabía si era correspondida, Jack solía ser el amigo de muchas y muchas, al igual que ella, buscaban más.

— Hermana un regalo no hará la diferencia. Si le gustas le gustas, tan solo se honesta. — Pocas veces Anna era la voz de la razón, pero este era un caso excepcional.

— Pero si le gustara, ¿no crees que habría dado señales? ¿O que él hubiera dado el primer pasó?

Su hermana llevo sus dedos a estirar la piel debajo de sus ojos en un gesto de hartazgo y desesperación.