Prólogo
-Todos aman lo bonito-dijo su madre peinando con cierta dulzura su cabello. Se acercó a su oído- Todos aman lo genial
Kate no contestó. Estaba muy ocupada jugando con sus muñecas. No escuchaba nada de lo que su madre decía sobre transformarla en estrella. Lo que no sabía es que, lo que su madre decía con orgullo, era cierto. La pequeña castaña de diez años, tenía un gran talento que dejaba con la boca abierta a muchos. Adorable, talentosa y bella...no se puede pedir más.
-Estás lista-dijo Lauren- Kate estás preciosa.
-No me gusta esto-dijo Kate con tímidez
La expresión de su madre cambió por completo, su cara se desfiguró con cierto desagrado por lo que su pequeña había dicho. Empezó a inhalar y exhalar exageradamente, como si estuviera teniendo un ataque de pánico o algo por el estilo.
-Mamá-dijo Kate-No quiero salir siendo algo...que no soy
-¡Tonterías! Todavía te falta mucho para ser perfecta, lo que significa que hay que trabajar en ello. Ahora ve, y lúcete en ese escenario.
Kate se levantó de la silla, se le hizo difícil por el gran falso que llevaba debajo del vestido, ella adoraba cantar, pero nunca pensó que sería tan aburrido hacerlo de esta forma, vestidos voluptuosos, maquillaje en exceso, y peinados extravagantes. Para tener sólo diez años, ella sabía que, tales cosas no la definían, ella sólo quiere ser...ella misma.