Hoseok siempre consideró a Jin como su primer amor, y quería impresionarlo. Realmente deseaba hacerse notar ante su persona, pero parecía que no lo conseguía por más que intentaba.
A lo mejor Jin no estaba interesado en un niño como él o al pasar los años se había desesperado de tener a Hoseok siguiéndolo a cada instante.
—Los ojos de Jin son tan lindos, brillan tanto —decía mirando a su ventana, si tenía suerte lo vería cuando llegará de la Universidad.
Pero ocurría lo mismo que en otras ocasiones; su cansancio ganaba el combate.
Y tal vez, si Hoseok no tuviera horarios de sueño como los de un niño pequeño se daría cuenta de que el mayor siempre volteaba a su habitación y sonreía al verlo dormido en el borde la ventana.
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