★彡 𝗦𝗘𝗩𝗘𝗥𝗨𝗦 𝗦𝗡𝗔𝗣𝗘

I. la llegada a Hogwarts

Walburga Black era conocida por llevarse muy mal con el profesor Snape. Ella era la supervisora de sus clases y era la defensora de la casa de Gryffindor a la vez. Walburga Black, que había pertenecido a la casa de Slytherin, pero eso no le quitaba que defendiera a la casa de Gryffindor. 

Snape estaba seguro que Walburga estaba loca por defender a la casa de Gryffindor en cada una de sus clases y sobre todo al irritante Harry Potter. 

Ya tenían 34 años y debían madurar. 

Era el tercer año de Harry Potter y Walburga estaba junto con su mejor amigo, Remus Lupin, que iba a convertirse en profesor de defensa contra las artes oscuras y Dumbledore le había dicho que ella también debía supervisar las clases del profesor Lupin. 

Remus había caído en los brazos de Morfeo apenas tocó el asiento y Walburga se acomodó junto a él y también cayó en los brazos de Morfeo. 

―Aquí no, estoy yo. 

―¡Ay! 

Walburga frunció el ceño y abrió los ojos lentamente. 

―¡Silencio! ―dijo la voz ronca de Remus. 

Walburga se preguntó cómo Remus había podido levantarse con tal rapidez. Iba a decir algo, pero Remus le hizo una ceña de silencio. 

―No se muevan ―volvió a decir Remus. 

De repente apreció un dementor y se acercó a Harry. Aspiró como si buscara algo más que aire y Remus se alarmó. 

―Ninguno de nosotros  esconde a Sirius Black bajo la capa. Vete ―dijo Walburga. 

Pero el dementor no se movió, Remus se levantó y conjuró un patronus, el dementor dio media vuelta y se fue. Diez minutos después, Remus se levantó para hablar con la maquinista, y Walburga se quedó allí, con Harry, el pelirrojo y la castaña. 

―Entonces ―murmuró Walburga para romper el silencio―. ¿Cómo se llaman? 

―¿Qué va a enseñar usted? ―preguntó la castaña interesa. Walburga alzó ambas cejas―. Soy Hermione Granger, ellos son Ron Weasley y Harry Potter. 

―Voy a supervisar las clases de pociones y defensa contra las artes oscuras de su curso ―respondió Walburga―. Van en tercero, ¿verdad? 

Hermione asintió con la cabeza. 

―Al fin alguien va a saber que Snape le da preferencias a los Slytherin ―celebró Harry. 

Walburga contuvo una carcajada, pero se le escapó una risita. Harry ladeó la cabeza y alzó una ceja. 

―Yo soy de Slytherin ―sonrió la rubia. 

―Oh ―soltó Hermione―. Pensé que... 

―¿Era de Gryffindor? ―se adelantó Walburga―. Soy Walburga... ―Se detuvo y no dijo su apellido. Oyó la risilla de Ron y frunció el ceño―. Al menos no me llamo como una bebida alcohólica, Weasley ―alzó sus delgadas cejas. 

Ron enrojeció de vergüenza. 

―Volví ―dijo una voz. Remus se acercó a Walburga y se sentó a su lado―. Y bien, ¿de qué han hablado? 

―De nada ―sonrió Walburga―. ¿Qué te dijeron? 

―Después te digo. 

―¡Mierda, Lupin, me dejas con la intriga! ―exclamó Walburga indignada. 

Remus la miró con reproche. 

―Lo sé, lo sé, no debo decir groserías ―dijo Walburga con voz monótona. 

El trío de oro miraron con diversión a Walburga y como luego de que Remus le haya dicho que madurase, Walburga le había sacado la lengua como si volviera a tener cinco años. Y Remus se lo dijo, a lo que Walburga se cruzó de brazos. 

―Voy a buscar al carrito ―murmuró Walburga―. Me muero de hambre. 

―Eso te pasa por no comer nada. 

―Dice el que no durmió nada ―le rebatió la oji-gris. 

Remus se cruzó de brazos. 

―No ibas a ir a buscar el carrito... ah, y tú tampoco dormiste. 

Cuando llegaron al castillo, Walburga y Remus caminaban con lentitud al castillo y luego de salvar a Harry de una pelea con el que se parecía demasiado a Lucius Malfoy, llegaron al castillo y se sentaron en la mesa de los profesores.