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Mi vida se ha basado en ser un completo desastre, mis amigos no son los mejores, y con eso quiero decir que en verdad apestan. A excepción de Luna, ella jamás me defraudaria.
Pero sigamos con mi relato de como una vida desastrosa, empieza a tomar forma en el momento menos pensado, o bueno, eso esperaba yo.

. . .

-Tu vuelo sale en unas horas y aún no has hecho ni una maleta de mano al manos -Empezó a alegar mi madre-.

-Estaré bien, aparte, papá tiene otra hija, quien sabe y su ropa me queda.

-¡Alisson! -Exclamó ella, para después pasar desapercibida con un largo suspiro-. Ally... recuerda que tu papá está enfermo, lo que menos quiero es que le des más problemas.

No dije nada, no era una chica que solía ser problemática o algo por el estilo, pero aveces no se podía tampoco bromear, mi madre dice que mi sentido del humor es algo retorcido y me lo ha repetido tanto que ya hasta le creo.
Empecé a meter ropa en mi maleta, y en unos minutos ya estaba lista, sólo debía bajar las escaleras para empezar mi camino a mi nueva pesadilla, pero ahora junto a papá.

Y no es una queja, papá y mamá son geniales, pero el problema aquí vengo a ser yo.

Veo minuciosamente los movimientos de mi mamá cuando conduce, ella no dice ni una sola palabra, puedo sentir su tristeza a kilómetros pero prefiero evitar decir algo que nos haga discutir. Entonces, sólo dejo escapar una carcajada, mi madre me ve unos segundos, confundida.

-¿Recuerdas cuando por accidente la vecina quedó empapada de pintura cuando Luna y yo jugábamos? Tu estabas tan enojada, no me dejaste salir en semanas -Comenté-.

-Se te olvida el pequeño detalle que, su juego trataba de tirarle pintura a la vecina, no fue ningún accidente -Y sin más, veo una sonrisa melancólica en su rostro-.

-Mamá...

-Estoy bien, cariño -Se apresuró a decir-.

Nuevamente sólo me limito a suspirar, el auto ingresó al aeropuerto y nosotras bajamos una vez este estuviera estacionado. Tomo mi maleta y saco el pasaporte y todo lo que comúnmente piden para poder viajar.

El proceso fue rápido, sólo me faltaba entrar al dichoso avión, mi madre con los ojos cristalinos me abrazó, sentí ese calor que un bebé siente al estar en los brazos de su mamá, y por primera vez, no quise separarme de ella.

-Cuida bien de tu papá, se alegrará de verte -Dijo finalmente-.

-También te voy a extrañar mamá -Conteste-.

-Y yo a ti, Ally...

Fue entonces cuando empecé a caminar a pasos ligeros, ingresé por donde se me indicó y al llegar al interior del avión busqué el asiento que me correspondía, justo al lado de la ventana. Cerré mis ojos, sólo hacia falta horas para finalmente llegar a mi nueva realidad, Florida.

Amor de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora