Como una ráfaga de viento golpeó. ¿Recuerdas? Efímero dolor de un segundo que es infinito, que parece irse pero vuelve sin aviso. Siempre allí repta, en las cavernas mentales que supiste construir para ocultar el dolor.
En vano todo lo hecho.
Gigantescas grietas dejan salir todo lo putrefacto del inconsciente que sin piedad golpea y hiere, sin intenciones de dejarte escapar del pasado.
Iluso.
No vas a escapar. Siempre estará sobre tu espalda, apretándote el dolor, quemando tus heridas abiertas. Intentando infectar tu alma de odio y rencor. ¿Te crees fuerte aun?
Superarlo.
Imposible paraíso. Jamás. Jamás lo lograras maldito ser asqueroso. Sufrirás toda tu vida, tu dolor será tan inmenso como un mar de lágrimas, tan frió como mil corazones rotos que no supieron entender que en esta vida no hay justicia, que en esta vida el amor es dolor y el dolor es sentirse vivo.
¿Por qué?
Lo merecías, lo mereces y lo merecerás. Intentar olvidar es en vano y lo sabes, ya debes rendirte.
Deja de correr hacia ningún lugar. Quieres escapar de algo que está dentro de ti. Maldito imbécil.
Pides piedad
Ya no llores por cosas tan humanas, tan insignificantes, como tú. Demasiado tiempo has tenido para darte cuenta de las cosas. No supiste enfrentarlo en el momento y ahora vuelves arrodillado buscando ayuda.
¿Por qué le diste el poder? Deberías haber sido lo demasiado fuerte para enfrentar el sufrimiento y dejar de apretar el rencor por tantos años. Eternos.
Ya no hay porque luchar. Ya entendiste que algunos seres nacen para sufrir los tormentos de la pútrida humanidad, vivir bajo el seno del sufrimiento y morir, sumidos en su propia pena.
Toma ese cuchillo, has lo que debes hacer, cumple tu rol. Deja este mundo que tanto dolor has dejado que te cause.
Serás lo que todos esperan de ti. Un cobarde suicida. Una escoria de la humanidad.
Sigue mi consejo. Ya no luches. En vano todo fue, es y será.
