Prólogo

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1223 a.c. Egipto

Estaba cazando como cualquier día, de pronto comencé a escuchar ruidos extraños, al darme la vuelta vi una silueta que reconocería en cualquier lugar, era él de eso podía estar segura la persona que más odiaba estaba a unos metros de mí. Empecé a caminar al lugar donde se encontraba, al acercarse la figura salto a la punta del árbol.

-¿qué haces aquí?- grite lo más enojada.

-querida no hay razón para que me hables así- dijo Adam con su tono sarcástico que me enfurece.

-responde- le grite.

-sabes a lo que vengo- respondió él – tu ocasionaste esto no hubiese venido aquí si no fuera esto- y me mostro la carta que escribí hace ya cientos de años.

-eso ya paso- respondí cortante.

-lo sé, pero al burlarte de mí intente matarte algo que no se puede lograr- lo dijo de manera arrepentida aunque falsa- y me quiero disculpar-

-ja, claro que lo harás en el infierno- en ese instante sale a donde el se encontraba y lo empuje fuera del arbol.

En ese momento recordé lo que había pasado ese día y me sentí terrible por todo, pero no lo iba a admitir, todo lo que le había hecho pasar no lo negaría y tampoco le pediría perdón.

¿Aléjate?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora