Una Noche Con Mi Senpai (Dylantero x Ricardo) One-Shot +18

Capítulo Único

Narra Dylan

Acabo de subir mi nuevo video, pero me siento un poco cansado. Me estiré un poco y me levanté de la silla para recostarme en mi cama un rato, quedándome ahí, pensando en cada uno de los memes que me enviaban, sobretodo en los de Ricardo.

Ese hombre que se robó mi heterosexualidad.

¿Que chucha estoy pensando? Ricardo es sólo un meme, aunque últimamente arruinado por tantos videos sobre cualquier cosa que no tenía importancia. Ya estaba harto de eso, y me estaba aburriendo, justo lo que yo no quería.

--¡Dylan!

Me levanté sobresaltado de la cama. Últimamente me asustaba con todo, sin razón específica. El César recién entraba a mi pieza, dejando la puerta abierta.

--¡Conche tu madre! ¡César culiao me asustaste!

--¿Todavía no te sacai la bolsa weón?--me preguntó sentándose al lado mío en mi cama.--¡Hace caleta que dejaste de grabar!

--No sé, weón. No tengo ganas de nada.

--¿Sabes de qué tengo ganas yo? ¡De salir a carretear!--exclamó.--Como que ya se está oscureciendo, y hay un carrete súper bacán. Ya po, Dylan. Eso te va a distraer un rato weón.

--Bueno ya weón.--dije aún desanimado.--Pero no me voy a sacar la bolsa. Quizás si me saco fotos con mis viejas me despejo un poco.

--¿Y en qué piensas tanto, Dylan? Últimamente estás más raro que la cresta.

Nuevamente el video de Ricardo volvió a mi cabeza, con su sensual baile que conquistaba a cualquier persona.

--Creo que me hizo mal ver tantos videos de Ricardo.

--¿Qué?--preguntó confundido el César.

--¡Ay ya si era broma!--me excusé.--¿Nos vamos?

--Vamos.--respondió riendo.

Salimos de mi casa y nos fuimos directo al carrete que dijo el César. Bailé un rato y me saqué fotos con algunas personas, ya que finalmente opté por dejarme la colorida bolsa en mi cabeza.

Después de unas horas ya me estaba aburriendo, así que decidí salir a tomar aire. Me puse a caminar un rato, paseando lo más cerca posible para no dejar sólo al César. Después de 5 minutos decidí volver, aunque el lugar de la fiesta tenía más luces de las que ya habían antes.

--Seguro me estoy perdiendo lo mejor.--pensé en voz alta.

Volví a entrar, pero se había llenado de gente, mayormente de hombres. Mierda, así sería imposible encontrar al César.

--¡César!--grité.

Al no responder, me adentré más en el carrete. La música paró y todo el público miró hacia una especie de escenario que no recordaba haber visto en la fiesta.

--¡César!--volví a gritar.--¿Estás acá? ¿Te fuiste ya?

--¡Y ahora les mostramos nuestra presentación de strippers!--habló una voz en los parlantes.

¿Strippers? ¿Qué chucha?

--Creo que me equivoqué de carrete.--hablé incómodo.

Estaba por irme, hasta que escuché ese nombre de nuevo.

--Con ustedes... ¡Ricardo Milos!

Inmediatamente volteé nuevamente a ver hacia el escenario, viendo cómo el musculoso hombre subió hacia allí. Se apagaron todas las luces para que un sólo reflector lo alumbrara.