No pude mirarte. No pude tocarte. Tampoco besarte o abrazarte. Sin embargo eso no fue impedimento para nunca dejar de soñarte, de amarte, de poder acunarte en sueños.
Me hubiese gustado hacerte dormir, también verte reír y también jugar. Verte crecer.
Todavía te siento. No hace falta tenerte para sentirte. Estás acá, conmigo. Con tus patadas, con tus manitos, tus empujones y sacudidas.
No encuentro palabras para explicar lo que se sintió perderte. Siempre la creí tan sólo una frase pero parte de mí se fue con vos. Donde sea que te hayas ido; y ojalá sea el lugar más hermoso visto, nunca imaginé algo distinto para vos.
Te soñé, tantas veces. Imaginé tu carita, tus manitos, y tus piecitos que sentí tantas veces acariciándome el vientre como sólo vos podías hacerlo. También nos soñé, juntos. Soñé ese momento donde el mundo se paraliza viéndote por primera vez, soñé escuchar tu primer llanto y soñé calmándote las angustias acercándote a mi pecho. Te soñé mirándome como agradeciéndole a la vida tan solo por el echo de ser tu mamá.
Te soñé en lo alto, te soñé feliz, te soñé amando, y siendo amado. No sólo por mí. Por todo el que te rodeaba.
Tampoco podría explicar lo que se sintió tenerte. Porque, qué complicado. La sensación mas temeraria y valiente de todas. Pero nunca amé así. Y no te conocí. Pero no hizo falta. Vos eras yo, yo era vos. Éramos uno para el otro. Y nunca dejamos de ser.
Cuánto miedo causó enterarme de tu llegada. Por favor. Qué voy a hacer? Cómo lo cuido? Me saldrá bien? Pero aún así, era inexplicable. Me sentía la más feliz del mundo. Eras vos mi mundo. De ahora en más, no te soltaría nunca. Supe que nunca más iba a estar sola, que siempre mi corazón te iba a pertenecer entero.
Fuiste mi felicidad y mi consuelo, mi éxtasis y mi paz. No imagino sensación mas perfecta.
Pero decidiste no venir, hijo. Y no te culpo, te entiendo. En este mundo estamos todos locos.
Solamente quería agradecerte por haberme elegido como mamá. Por haberme acariciado el alma, al menos por tan poco tiempo, tiempo que fue el suficiente para mí.
Te recuerdo feliz, moviéndote en mi pancita. Con el mismo amor, amor que perdurará intacto.
Principito: te ama, mamá.
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De mí. Para ti.
Teen FictionPor cosas de la vida, escritores anónimos dedicándole cartas anónimas a destinatarios anónimos. Desencuentros, desamores, traición, pero por sobre todo: amor, eso que nos lleva a todo eso anterior.