Parte Única

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Se encontraba sentado en la cama de aquella habitación que lo confinaba. A un lado de esta había una pequeña mesa en donde posaban un vaso con agua y unas pastillas, el carnívoro contempló ambos objetos por varios segundos hasta que decidió tomarlos, con gran desánimo ingirió una de las pastillas con ayuda del agua.

Por suerte es de noche—, dijo para si mismo mientras las regresaba a su antiguo lugar. Las últimas semanas fueron difíciles, pero extrañamente el simple acto de dormir lo reconfortaba. Con un leve suspiro decidió acostarse en la cama, le fue complicado conciliar el sueño al inicio pero luego de encontrar una posición cómoda pudo cerrar sus ojos en un profundo sueño.

• • •

Luego de unos veinte minutos el oso sintió como si alguien estuviera tocando su rostro, lo cual era imposible ya que nadie entraba a su cuarto, al menos no lo hacían en la noche. Con algo de fastidio abrió sus ojos para encontrarse con una alpaca de pelaje blanco acostado a su lado.

¿Tem?, soltó el carnívoro con una emoción reprimida, ambos estaban echados de costado, de tal manera que ambos podían ver el rostro del contrario.

¿Qué haces aquí?—, volvió a preguntar el oso sin poder ocultar su sorpresa. El herbívoro no contestó, sólo se dedicó a seguir acariciando el rostro de su amigo. Riz por su parte no pudo moverse o mejor dicho no quería, el miedo de que pueda lastimar a Tem otra vez lo carcomía.

Riz..., dijo la alpaca en un pequeño balbuceo.

No digas nada—, mencionó el carnívoro interrumpiendo al contrario, —Quiero que me escuches primero, y después si quieres puedes decirme que me odias—. Tem unió su mirada con la del oso, tenía una expresión que denotaba confusión pero luego esta cambió por una sonrisa; —No te odio Riz—, soltó sin más el herbívoro.

El mayor suspiró pesadamente con la intención de calmar su nerviosismo y continuó, —Yo... quería agradecerte por el tiempo que pasaste conmigo..., por tu confianza y comprensión..., se detuvo para reprimir un sollozo mientras sentía como la voz se le entrecortaba; —Pero tenías razón..., yo soy un mounstro—, pequeñas lágrimas rodaron por sus ojos, ya no podía contenerse más, —Tem... lo siento—. Dijo Riz cubriéndose el rostro con sus manos, dejando que el sentimiento de culpa lo consumiera.

Pasaron segundos que para el carnívoro fueron eternos, llegó a sentir como unos pequeños brazos lo rodeaban. —Todas las noches me dices eso, Riz—, mencionó el herbívoro abriéndose paso en el cuerpo del mayor para profundizar el abrazo.

Porque nunca pude decírtelo—, respondió el oso, trataba de calmar su respiración pero las lágrimas seguían cayendo. Con miedo se acomodó en ese extraño abrazo para luego bajar la mirada, Tem tenía el rostro escondido en el pecho del oso. Observó al menor por varios minutos hasta que éste habló con tono suave.

Duerme..., el carnívoro iba a protestar pero prefirió hacerle caso, con un leve bostezo cerró los ojos para caer dormido.

• • •

Abrió los ojos lentamente mientras trataba de ubicar el lugar en donde se encontraba. Logró sentir una textura suave entre sus brazos por lo que dirigió su vista en esa dirección para encontrarse con una almohada. No tuvo tiempo ni de pensar cuando un dolor punzante atravesó su cabeza, y en ese momento se dió cuenta de su realidad.

Se sentó a la orilla de la cama sosteniendo su cabeza con ambas manos, diría que el dolor era insoportable pero la culpa era más dolorosa.

A veces deseaba poder vivir en ese sueño, donde Tem seguía vivo y todo estaba bien; pero, ese sueño no era más que eso, un sueño.

Nada cambiaría ese hecho.








N/A:

Éste fanfic es el resultado de la cuarentena, escribí esto a modo de práctica por lo que si tiene algún problema ortográfico o de redacción me disculpo de antemano uwu

Recuerdo (One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora