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24 de Enero, 2020.
24 hr. antes del Apocalipsis.
nadie está seguro.

—¿Por qué tratas de controlarme? No eres nadie para mí.

—Soy tu hermano, Jaemin, escúchame...

El japonés ruega en un tono bajo, queriendo calmar al menor, incluso su voz siempre fuerte, ahora es mucho más baja. Es como si hablara con lo más preciado en su vida.
Sin embargo, Yuta retiene más de lo que muestra y eso se puede observar en aquellos ojos café que han perdido las esperanzas.

Sabe que no debe esperar mucho de la terrible situación, más espera no ser tratado de esta manera por algo que se salió de sus manos hace tanto, algo que no supo controlar y una vez descubierta la mentira, todo ha explotado y la culpa se extiende en su cuerpo.

—¡No! ¿qué quieres que diga? ¿que acepte que eres un prostituto? ¿que todo es por mí?

Las duras palabras se clavan como estacas en su pecho, el cual sostiene como un gesto inmediato. Su cabeza da vueltas y las palabras se estancan en su garganta. No sabe qué decirle al joven que tanto adoro, al que cuidó como si se tratara de otra parte de él. Jaemin no era más el pequeño niño que sostenía su mano y se errumbaba en un camino desconocido al lado suyo, Jaemin había crecido y ahora lo hería.

El japonés sólo quería una buena vida para su hermanastro.

Nakamoto no deseaba lastimarlo, ni siquiera estaba en sus planes que este descubriera el verdadero oficio que lo mantenía ocupado cada fría madrugada. Pero, ¿qué podía hacerlo? Había dado todo por él que se olvidó del grandísimo detalle de que su hermanastro había cambiado. A veces la ropa ya no le quedaba y su aguda voz ahora era más grave de lo esperado y Yuta no previno este momento. La imagen que el japonés tenía de su hermano menor no eran más que memorias que se quemaban dentro de su cabeza, aún si el recuerdo de aquel pequeño que se aferraba a una de sus piernas y lloraba desconsoladamente, llamando a cuyos padres ya habían partido hacia la lejanía apodada muerte le motivaba a seguir con su vida, a dedicar su existencia a proteger a ese ser.

Jaemin se había convertido en algo que el nipón no podía explicar.

Tal vez él tenía derecho a enojarse.

Pero Yuta realmente lo había dado todo, puesto que la necesidad era más grande que la razón. Su cuerpo apenas sano se transformó en una fuente temporal de dinero, aún si esto le asqueaba y lo hacía sentirse increíblemente sucio. No recuerda la última vez que no se vio a si mismo como un ser miserable. Sus bolsillos vacíos demostraban lo mucho que le hacía falta seguir en ese camino amargo y lo tanto que cargaba detrás de su espalda. Llevaba tras él el peso de una familia que se resquebrajó en un oscuro día, aunado a las deudas que terminaron siendo su responsabilidad a temprana edad.

—Quería darte una mejor vida, algo mucho mejor que la mía. Solo deseaba que no tuvieras  preocupaciones y que nada te faltara...se lo prometí a tu madre.—Menciona entre un suspiro cansado mientras se dedica a observar el pequeño departamento donde ambos hermanos residían.—Ella quería tu felicidad y que jamás te sintieras solo en esta vida tan complicara.—Estaba evitando ver a los ojos a su hermano menor, ese al que ya no reconocía.—Se lo prometí, me lo prometí. Eres mi tesoro, Jaemin, mi pequeño y a quien le daría todo, aún si yo soy la nada misma.—Detuvo en seco sus palabras, cerrando por un segundo los ojos.—No soy nada, no tengo absolutamente nada, ni siquiera pude graduarme y conseguir un empleo común, estoy sucio pero quería darte lo poco que me quedaba.

—Yo no te lo pedí, jamás esperé que hicieras lo más asqueroso que pudiera existir. Ensuciaste el legado de mi madre ¡e incluso el de tu propio padre! Me das vergüenza.

La expresión del mayor se desgastó, mostrando cuán cansado estaba, había intentado de todo y aún nada era suficiente. Las palabras de Jaemin se incrustraban muy dentro suyo, rompiendo tanto conforme avanzaban.

—No fue así...

—No pienso escucharte una vez más, me tragué todas las sucias mentiras desde hace tanto tiempo, ya basta. Estoy harto de ti.

El menor se volteó, dispuesto a salir sin mirar atrás, ni siquiera cuando oyó un pequeño sollozo escapar del mayor. Deseaba taparse los oídos y huir de este, de sus mentiras y del hogar construido en base a estas.

—N-nana.—Yuta dirigió su diestra hacia la espalda del adverso, dejando un toque que desapareció con rapidez. Era como tocar a un fantasma.

—¡No me toques! ¡no eres mi hermano! Yo no te conozco, ni siquiera sé quién eres ahora.

El pelicastaño se retiró del lugar, no sin antes empujar hacia un lado al mayor, quitándoselo de encima con una mueca de desagrado, como si el toque ajeno quemara y hiriera. Yuta ahora era ácido para su alma.

Nakamoto se rompió y simplemente lo dejó huir a la par que lo observaba tomar su chaqueta y abandonar su hogar.

Jaemin había aprendido a volar y quizá anhelaba escapar.

El nipón no logró hacer nada para retener al menos un momento más a su hermano, ni siquiera para explicarle mejor todo. No pudo explicarse y sentía que había perdido la última oportunidad que el mundo tenía para él.

Y eso no era lo único que perdió esa noche. Había perdido a su hermanastro, al niñato que había criado y al cual vio aprender a ser un adulto. Ese dulce niño se había esfumado conforme los años transcurrido y ahora estaba lleno de resentimientos.

¿Qué clase de hermano mayor permitía que su hermano huyera de esa forma sin recibir las palabras de consuelo que esperaba?

Se odiaba a sí mismo...tanto y se veía a si mismo como un traidor.

Y al pasar el rato y entre lágrimas dolorosas que caían por sus pómulos rojizos debido al esfuerzo ante la reciente discusión, se quedó dormido. Abrazándose y murmurando palabras sin sentido, repletas de rechazo por sus acciones mientras ignoraba lo que sucedía o lo que la reportera de un canal popular señalaba.

"En la tarde de este día se reportaron 5 casos de asesinato dentro de los laboratorios de la ya conocida compañía de biotecnologia Neo.  Hasta el momento se cuenta con una lista de presuntos culpables que fueron registrados a través de cámaras ingresando a las instalaciones, sin embargo, se presume que se trata de un hombre de aparentemente 26 años que fue despedido semanas atrás. Sin embargo, nos encontramos atentos a las declaraciones de la policía presente y asimismo, del directivo de NEO. Hasta entonces, seguiremos reportando." 



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Ya no recordaba que escribí esto, omg , por lo que mantendré este fic en edición para corregir errores en la redacción. Por otro lado, le pondré más atención y pronto habrán más capítulos. u u 

dead end. [ nct ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora