dead end. [ nct ]

03

2 hr. antes.
hasta que la muerte nos separe.
25 de enero.

Xiaojun recuesta su cabeza sobre el hombro de su pareja y sonríe sin poder evitarlo; Estira la mano y observa cómo su anillo brilla de sobremanera, demostrando que de igual forma, su amor lo hace también.

No podría estar más feliz, ni tampoco algo podría arruinar su momento.

Cierra los ojos cómodamente, sin importarle la gente a su alrededor celebrando a la nueva pareja y a su reciente llegada al país, tras haberse casado en el extranjero.

Ambas familias y amigos crean algarabía, bailando, disfrutando y compartiendo su amor. Por un lado,  Xiao puede observar a su madre charlar con el padre de su esposo, y por el otro, sus amigos levantan los pulgares en su dirección, aceptando esa unión.

Dejun siente cómo su corazón late con fuerza, demostrando la alegría que tiene al conseguir el apoyo de las personas que le quieren. Es maravilloso.

Eso sólo ocasiona que desee con fuerza envolverse entre los brazos del hombre que también le ama, su compañero de aventuras futuras. Ese, que se impregnó en su ser y que jamás quisiera que se vaya.

—Abrázame.—Pide, colocando la mirada más dulce que posee mientras sostiene las manos ajenas, deleitándose con su suavidad, esa calidez que tanto ama.

Sin embargo, su contacto es sutilmente rechazado bajo la excusa de "tengo que ir al baño", la cual es suficiente para que Xiao asienta y lo libere de un aprisionante contacto.

No le extraña que el mayor se comporte así, lo entiende. A veces le cuesta demostrar su amor, ¡pero Dejun no lo juzga! Él sabe que a pesar de ello, le adora de igual manera.

Siempre ha confiado en él. 

Y mientras más piensa en él, se pierde en un mundo de caramelo. En donde sólo viven ambos, disfrutando de su pequeña burbuja de felicidad.

Pero, su ensoñación se ve interrumpida por una llamada al teléfono del adverso, ese que olvidó en la mesa. Xiao piensa que quizá sea importante, por lo que sin revisar nada—nunca sintió la necesidad abrumante de hacerlo, respeta su privacidad—, se errumba en la búsqueda del baño en aquel gran salón que les pertenece a ambos durante esa noche, su noche.

Caminando, tiene la sensación de una corazonada y antes de abrir la puerta cerrada del baño, acaricia su pecho, tratando de evitar el dolor en su corazón.

Extraño, muy extraño.

Aún así, no deja que eso le interrumpa e ingresa al cuarto, llevándose así una imagen que jamás olvidará.

Su prima hermana y su esposo están besándose delante suyo.

Su respiración se detiene momentáneamente y suelta un último suspiro antes que deje caer al teléfono que dejó de sonar segundos atrás.

Cree que sus orbes le están engañando, por lo que limpia los alrededores de éstos para corroborar que no sea verdad lo que ve. Pero lamentablemente, todo es cierto.

El amor de su vida está ahí, conmocionado y tartamudeando. ¿Y su prima? En condiciones similares, completamente en blanco, como si un fantasma hubiera tocado su hombro.

—Ustedes dos...

—¡Dejun!

Y comienza a correr, no queriendo saber al dueño de esas palabras, notando cómo las lágrimas fluyen por sus pálidas mejillas, empapando a su rostro, el cual en momentos antes, estaba sonriendo como si miles de mariposas se posaran encima suyo.

No es tan rápido, pero llega a la azotea del lugar, en donde cae de rodillas, tomando el aire que le hace falta.

No calma a su llanto en lo absoluto, es más, ¡incluso lo aumenta! Incrementa el sonido y cómo su vista se nubla, no queriendo ver lo que sucede. Y la realidad lo golpea.

Él no le ama, quizá lo hizo en algún momento, pero ¿ahora? ¿qué ocasionó que terminase buscando algo inexplicable con una miembro de su familia?

Sostuvo su cabeza, reteniendo un grito muy profundo en su garganta.

¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué a él? ¿no fue lo suficiente bueno? ¿esos 6 años no significaron nada para él?

—¡Xiaojun! Dios, ahí estás.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz masculina inconfundible, que parecía agitado y paró sus pasos hasta hallarse frente suyo.

—¿¡Qué pensabas hacer aquí!?

Le gritó, pero Xiao no podía seguir escuchando, por más que él siguiese moviéndolo por los hombros.

Estaba desconectado de la realidad.

—Diablos...Jun, por favor, vuelve. Tu mamá te vio, por favor.

Las manos ajenas se posaron sobre su rostro, acariciando con el pulgar. De pronto, el menor reaccionó retirándolas de encima con una expresión de disgusto en su máximo punto.

Estaba asqueado.

—por qué...—Habló a pesar de todo, consiguiendo fuerzas para hacerlo.—¿Por qué de todas las personas tuviste que engañarme con...? ¡con mi propia sangre!

Lo empujó agresivamente, llevándose un quejido del adverso.

—Me das asco...—Continuó, mirando hacia el cielo, dándose cuenta de que un helicóptero pasaba por encima de la propiedad.

—No sabes de qué estás hablando, Dejun, mi amor. Cálmate.—Se acercó a él, levantando ambas manos, como si no tratara de hacerle daño.—No hagas una escena aquí, tu familia y la mía...lo escuchará.

—¿Cómo quieres que me calme? ¡me engañaste con ella! ¿qué te faltó para hacerme tan miserable?

—Tú...tú, Xiao, te descuidaste de mí y ella llegó, me dio el amor que tú no me dabas por estar tan al pendiente de una estúpida boda en el extranjero. ¡Gastamos demasiado!

El rostro de Xiao se desencajó, su mirada antes repleta de dolor despareció, siendo reemplazada por el odio.

Y rió, soltando la carcajada más grande que pudo haber tenido en toda su vida.

—No sabes con quién te metiste.—Empezó, sin importarle que sus manos se hayan inundado de maquillaje.—Te voy a arruinar.—Aseguró, mirándole con aburrimiento.—Vas a padecer tantas humillaciones, que la muerte será tu única opción. Y ahí, cuando la muert...tu muerte nos separe, voy a ser tan feliz.

Y de fondo, el sonido de la lluvia llegó, entregándole mayor fervor a sus palabras, con la que implícitamente pedía que se largase de su vida.

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Me basé en "Relatos salvajes", buenísima película, por cierto. !!!