Un lugar mejor

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- ¿Mami, dónde está papá? -Las pequeñas gemas resplandecían, finos mechones cubrían la tersa piel de la cara. Acompañada por cálidas caricias de la mano.

-Ya despertaste, pequeña.-Sobre su regazo la niña descansaba.

En los labios de la niña se formó una rojiza sonrisa. La puerta delantera se abrió y el hombre habló con voz alta. Avisando acerca del ingreso de nuevos pasajeros. Cumpliéndose las palabras. Todas las vestimentas estaban cubiertas de un blanco dócil. La mirada, curiosa, de la niña salta de persona en persona. Observo la ventana y se acercó. Pensando que sus ojos verían un paisaje hermoso. Y así fue; No había valles verdosos, árboles inmensos y mucho menos colosales montañas. Sino; Sólo había un océano de nubes, las cuales se movían lentamente. Divisando al horizonte el emerger de una gigantesca bola amarilla. Volvió a mirar a su madre, ella tenía una postura sumisa. Y dijo:

-Esto es hermoso.

La bestia era hipnotizada por el alcohol, tambaleante, caminaba por el pasaje. Millones de gotas caían en la ciudad. Su puño azotaba, ferozmente, la puerta. Abriéndose con lentitud, acompañado de un agudo chirrido. Una mujer, en las mejillas recorría el río de lágrimas, el cabello fue atacado por una tormenta. Lanzando los brazos hacia él; mas solo recibió un empujón. Camino en dirección a la cocina. Ella la seguía cual perro. << ¿Y la comida? >> Preguntó él. Sumisa, respondió. <<Aún no lo termino. >> La histeria se apoderó de la bestia. Mandando varios platos a volar. <<Maldita sea, mujer. >> El miedo susurraba al oído de la mujer. Mientras la bestia se lanzaba hacia ella. Solo pudo gritar.

La pequeña caminaba a través del vagón. Podía observar a las personas, algunas personas hablaban, otras reían y otras callaban. Esta vez el miedo no la perseguía a ella. Sentía algo inusual y eso era paz. Llegando a la puerta delantera. Levantando la vista. En la pared había unos números escritos "09/09/01" Se preguntaba el porqué de esos números. Pareciese que ningún adulto le daba mucha importancia a eso. De la nada brotó una leve voz. Diciendo que no podría abrir la puerta. Él ya lo intentó. Perpleja; al ver como alguien no ignoraba su existencia. El niño le pidió que lo siguiera. Ambos párvulos, corrieron por el vagón. Deteniéndose en la puerta trasera. El mismo número seguía ahí. Pero debajo había escrito unas palabras "No abrir" Algo en su ser le decía que debía alejarse. Pero no le hizo caso. El niño abrió la puerta. El océano de nubes aún estaba ahí. La sonrisa de la pequeña inundaba de alegría a uno. Él pregunto si ella también podía ver esos recuerdos. Anonadada, respondió con un sí. Ella le preguntó qué veía en sus recuerdos. Ambos chocaron miradas y dijo << Llamas. >> Inesperadamente un grito estalló.

- ¡¿Hija, qué haces ahí?!

Mirando a su madre. El rostro de todos los presentes fue invadido por el pánico en persona. Girando otra vez. Media parte del niño se convertía en arena; la cual se esparcía por el vacío. La madre corrió y la sujetó con todas sus fuerzas. Un hombre saltó a cerrar la puerta. Una fría mano cubría las gemas llorosas de la niña. El infante despareció y la paz se esfumó.

El frío dominaba la habitación, golpeando levemente las paredes. Al centro dormitaba la pequeña. Pese a las sábanas, ella sentía la brisa gélida. Pronto un grito arremetió contra sus sueños. << ¡Por favor, perdón! >> La voz se ahogaba en desesperación. "¿Mami?" Pensó. El miedo la abrazó por la espalda. Más gritos explotaban. Caminaba con los pies descalzos. Cubierta por la oscuridad. Observó, por la puerta, como aquella bestia, que se hacía llamar su padre, atacaba al ser que le dio la vida. La mujer se retorcía al igual que un gusano. La gélidas manos agarraron el sedoso cabello de la madre y de un movimiento comenzó a arrastrarla. Las lágrimas atravesaban las mejillas de la niña. Corrió detrás de ellos. Quería ayudar, su corazón se llenaba de grietas. La bestia la introdujo al cuarto.

<< ¡Levántate! >> Gritaba el hombre. El rostro expresaba ira. Los llantos de la madre quebraban el alma de la pequeña. La bestia camino hasta un cajón. La pequeña sintió entrar el frío en lo más profundo de su corazón. Al ver el arma en la mano de su padre. Apuntó a la madre. Ella dio el último grito. La sangre se esparcía por el suelo. << ¡Mamá! >>. La bestia jaló otra vez el gatillo. Ahora la niña sentía como la bala perforaba su organismo. La fuerza que aún quedaba en la madre permitió ver la caída de la niña. << ¡NO! >>. El conocimiento que había perdió la bestia volvió y lo trajo a la atroz realidad. Mientras que la pequeña perdía fuerzas <<Mami... >> Los párpados pesaban. Pero el sufrimiento estaba por acabar.

El calor atravesaba la ventana. Otra vez ella sentía el recorrer de la paz. De las gemas volvían a caer minúsculos ríos. La mano de su madre la acariciaba. No quería levantarse, solo seguir durmiendo y olvidar ese recuerdo tan miserable. Pero la curiosidad la invadió y preguntó:

- ¿Mami, en dónde estamos?

La madre respiro y con una sonrisa dijo:

-Estamos de camino a un lugar mejor. Mi pequeña...

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