Alcanzando a Namjoon

Primer estado: Soledad

                Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Eran el número de personas que pasaban mientras Layla esperaba, sentada en el banco de un parque, que la luna llegase a la altura que deseaba, no era la primera vez que iba a ese parque, a escuchar música, para drenar todo lo que tenía dentro, iba cuando no podía más con el mundo, cuando simplemente quería desaparecer unos instantes de la tierra, escapar a su propio mundo, a su diminuto planeta en el que podía ser ella misma.

Pasaron varios minutos, hasta que se dió cuenta de que había empezado a llover y se estaba empapando. Corrió hasta la cafetería 24H más cercana, no quería ir a casa, aún seguían ahí las cosas de su reciente ex pareja, una persona que le había prometido el cielo y al final sólo la dejó mentiras y una creciente desconfianza en el resto del mundo.

Su índigo y largo cabello iba goteando por la tienda, hasta que se sentó en un sitio libre y se recogió el pelo con una pinza. Cuando fue a mirar la hora en el móvil, vio su reflejo, y descubrió que tenía el maquillaje esparcido por la cara por quitarse el agua de la cara. Le dio igual, no tenía ni quería a nadie a quien seducir. Guardó el móvil y sacó el libro que se estaba leyendo, El temor de un hombre sabio.

La cafetería estaba prácticamente vacía había un par de hombres en la barra tomándose un café, cuando de repente un joven de unos 30 años, irrumpió en la estancia, empapado. Se sentó en la mesa que estaba justo delante de Layla, y se fijó brevemente en ella. Pidió un café con leche al camarero y apoyó su mojada cabeza sobre la mesa.  Al los pocos minutos le trajeron lo que había pedido y se reclinó sobre la silla, y posó la taza sobre sus labios, mientras observaba a la misteriosa chica que tenía justo delante de el, a esas horas de la madrugada, leyendo en esa lluviosa noche.

-¿Eres de por aquí? - Preguntó tímidamente el joven. Al ver que ella no contestaba, trató de llamar su atención, pero nada resultó. Al final se levantó de la silla en la que estaba y se sentó en la que quedaba libre en la mesa de la chica.

- Hola- Dijo con una resplandeciente sonrisa mientras saludaba con la mano frente a la chica.

- ... Hola...- Dijo Layla extrañada de que alguien se hubiese sentado en su misma mesa sin siquiera haber preguntado. - ¿Qué quieres?-

- ... Yo, bueno... He intentado entablar una conversación contigo, pero debido a tu ensimismamiento ni te has inmutado de que te estaba llamando- Dijo un poco cortado.

- Ah.. Lo siento, no acostumbro a que la gente se fije en mi... Ni a fijarme yo en ella. -

- No te preocupes, tengo un amigo que a veces me hace lo mismo - Dijo entre risas

- Pobre de ti entonces, tiene que ser duro que tus amigos te ignoren, aunque de hecho, se que lo es.-

- ¿Cómo te llamas? - 

- ¿Debería decirle mi nombre a una persona que acabo de conocer y que se ha sentado en mi mesa sin aun decirme el verdadero motivo por el que lo ha hecho?-

- ... Tss, tienes razón. Verás me preguntaba el motivo por el cuál estaría una chica como tu en este antro a estas horas de la mañana un Miércoles.-

- Son sólo las 2 de la madrugada, ¿no has oído eso de que la noche es joven? -

- Aun no me has contestado- 

-... Digamos que hoy me parecía una buena noche para ir a ver las estrellas y al final acabó lloviendo.- 

- ¿Te inspiras mirándolas?- preguntó con una misteriosa mirada.

-  Me dreno... A mi misma, hacen que recuerde que hay mucho más allá, más que este mundo donde la mayoría de la gente sólo se preocupa de si misma. ¿Por qué, tu si te inspiras? ¿ Eres poeta o algo así?-

- Hago Rap, y me inspira la luna... Habría sido una buena combinación con las estrellas. Una inspiración unida por el mismo cielo.- Se hizo un breve silencio, y al final preguntó  - ¿Bueno y como te llamas?-

- Eres insistente eh? En fin, me llamo Layla-

- ¿Layla, como la Layla de Eric Clapton?-

- Si, mi madre me dijo que me puso ese nombre porque me llevaría lejos... y por el momento solo me ha llevado a constantes reproducciones de esa canción. ¿ Y tu cómo te llamas?- Preguntó Layla impaciente.

- Namjoon.- Contestó con una amplia sonrisa, que remarcaba los hoyuelos de su cara.