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Carlitos era hermoso. Esa es la verdad. No es que sea puto ni nada. Pero la belleza del pendejo era innegable. Desde la cabeza llena de rulitos rebeldes, los ojos que rebalsan curiosidad y calidez (cuando no estaba matando a alguien), hasta la nariz y los labios rosas que solamente las actrices con más plata de Hollywood podían tener. El pendejo era hermoso. Y lo sabía.

Ya no sabía cómo lidiar con ello. Si Carlitos fuese cualquier minita ya me la hubiese cogido y listo. Pero con Carlitos no podía hacer eso. No solamente por un tema de sexualidad o de no ser correspondido (porque estaba seguro que si le tirara la goma al pendejo me la seguiría con gusto), era que Carlitos era especial. Era demasiado volátil e impredecible. Ya sabía que involucrarme emocionalmente con él sería una catástrofe, y que seguramente no viviría para contarlo. Pero últimamente no me importaba mucho lo que pasaba conmigo.

Eran como las cuatro de la mañana cuando por fin encontramos una pensión para pasar la noche, y posiblemente unos días. Habíamos venido directamente desde la joyería, con todos los bolsos llenos de cosas robadas, no podíamos seguir paseando por ahí. Por eso, cuando la mujer del mostrador nos dijo que solamente tenía una habitación con una sola cama de dos plazas, acepte.

Miro a Carlitos, que estaba recorriendo el lugar. Todavía tenía puestos los aritos.

Genial, pensé. Voy a tener que compartir cama con el pendejo inestable. No había muchas más opciones- estábamos hasta las bolas de joyas recién robadas, y no tenía ganas de seguir recorriendo la ciudad.

La mujer me entrega la llave de la habitación número 209. Mientras subimos, me doy vuelta y lo miro –'Mira que vamos a tener que compartir cama, eh. Este lugar de mierda no tenía más lugar'

'Por mi está bien' –respondió, mirándome burlonamente. Que pendejo de re mil mierda. 'Mira que hablo dormido.'

Intente que no se me notara el nerviosismo. Dormir con Carlitos era la receta perfecta para terminar cogiendo, y la verdad no sabía si estaba listo.

Carlitos nunca compartía nada de su vida sexual. Sabía que tenía novia antes de conocerme, pero nunca lo escuche hablar de que estuvo con alguien, o jamás lo vi interesado en otra persona que no sea él mismo, ya sea hombre o mujer. Carlitos era un enigma.

Eran alrededor de las seis de la mañana cuando terminamos de acomodar las cosas. Tampoco es que tuviéramos muchas, solamente las cosas robadas y algunas boludeces.

Miro a Carlitos que estaba ''sentado'' en uno de los sillones. Tenía las piernas en el apoyabrazos y estaba mirando la tele. Parecía un nene maleducado.

'No tengo sueño, me voy a comprar cigarrillos.'

'¿Tanto miedo te da compartir cama?'

Lo mire mal.

'Bueno che, era una joda. Cómprame a mí también.'

Salí de la pensión y comencé a recorrer las calles buscando algún kiosko. La mayoría de los negocios estaban cerrados todavía.

Sabía que el pendejo me quería provocar. Todavía se me revuelve la panza cuando pienso en el momento que compartimos en la joyería. ¿Evita y Perón? No sabía que Carlitos era peronista. Eso es un hecho que voy a agregar a la lista de cosas que se sobre él.

1) Tiene ¿Tuvo? Una novia que es una gemela.

2) La primera vez que disparo un arma fue con mi viejo.

3) Cuando está nervioso se pone el pelo atrás de la oreja, como un tic.

En realidad todavía tenía un atado y medio de cigarrillos, pero necesitaba alejarme del pendejo, y de su aura angelical y diabólica.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2019 ⏰

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