II

342 59 56
                                    

Roger lleva casi tres horas tratando de consiliar el sueño, puesto que se ha despertado sin razón aparente y se ha sentado cuando se ha dado cuenta de la incomodidad que le provoca su cama.

No se atreve a levantarse de ésta, puesto que teme de maneras estratosféricas despertar a su padre y tan poco es tan estúpido como para dejar que su padre se desquite con su madre si le molesta algún ruido.

O peor, que se desquite con Clare.

Se grita a sí mismo mentalmente, obligándose a no pensar en eso. Respira. Mira a su alrededor en busca de algo de lo que ni siquiera tiene idea. Finalmente, se rinde y vuelve a acostarse, hasta que un tosco sonido lo alerta. Hay otro ruido igual, por lo que se levanta inmediatamente y trata de encontrar la fuente del ruido.

Algo vuelve a causar el mismo ruido y Roger da un brinco de impresión cuando nota que proviene del cristal de su ventana.

Se acerca lentamente y la abre con la misma lentitud. Espera un rato, para que quien sea que esté tirando las supuestas piedras note que él ya se ha dado cuenta y no le vaya a pegar una.

—¡Roger!—escucha un pequeño grito de parte del intruso.

—¿Estás loco? No grites o mi padre se despertará.

Aunque no está tan alto y Brian tiene una buena altura como para tener que agacharse, Roger lo hace. Lo mira con una mezcla entre enojo y felicidad. Pero luego parpadea, lo mira como si acabara de cometer un crimen.

—¿Qué pasa? ¿No quieres que tu padre se entere que me follo a su hijo junto a las vías de tren?—pregunta entre risas, con cierto brillo en los ojos que oo hace ver como algún tipo de maníaco drogadicto.

—Ssh. Dios, a veces en serio me pregunto por qué somos…—entonces calla y afloja su agarre del marco de la ventana—Lo que sea que seamos.

—Pues pareja no somos, así que… Supongo que sólo somos algo así como follamigos.

Roger se encoje de hombros, como si no le importara en lo mínimo su relación con Brian. Sabe que son amigos y que posiblemente no llegará a más, lo sabe porque una vez le preguntó si existía la posibilidad de que fueran más que amigos.

Brian lo negó.

Lo negó de una manera tan normal y tranquila que, en ese momento, a Roger le resultó dolorosa. Pero ahora ya no le importa, porque en realidad nunca ha sabido qué siente por Brian aunque tiene bastante claro lo que él siente por él.

En aquel momento Brian le había confesado que su vida familiar podría arruinar cualquier relación y en realidad no quería que Roger saliera lastimado sentimental y físicamente. Pero lo dijo con tal antes mencionada tranquilidad que Roger casi no le cree.

Pero lo hizo, sin saber realmente el por qué.

—Como sea. ¿Para qué viniste?—llama la atención del moreno al carraspear.

—Relativamente… Vine a buscarte, doncella—responde haciendo un acento extraño al final, sólo para lograr sacarle una risa a Roger, lo cual logra.

—No hacen gracia tus estúpidos acentos Brian.

Brian lo mira, incrédulo.

—¿Ah, sí?—alza una ceja—Y entonces, ¿por qué te reíste?

—Porque fue totalmente ridículo—se excusa, volviendo los ojos.

Hay un momento en el que parece que Brian va a hablar, porque separa los labios, pero los vuelve a cerrar y se acerca a Roger mirando a los alrededores.

—¿Vas a irte, o tengo que convencerte?

Vuelve a alzar una ceja y lo mira con una sonrisa burlona que se extiende por sus labios.

—Depende, ¿cómo planeas convencerme?

Roger sonríe y muestra un dedo.

—Primero te amenazaría con cortarte el arbusto al que llamas cabello, y si eso no funciona… —entonces levanta un segundo dedo—Llamaría a la policía y te denunciaría por mantener relaciones sexuales con un menor.

Brian parpadea, suavizado su gesto hasta la neutralidad.

—Tú no harías eso.

Esta vez es Roger quien alza una ceja hacia Brian, como si éste lo hubiera ofendido.

—O también puedo gritarle a mí padre para que te castre, justo ahora.

—Ya, ya entendí. Quieres que me vaya—dice y levanta las manos a a cada lado de su cabeza, en señal de rendición. Comienza a caminar en reversal, aún con los ojos puestos en Roger, se marcha.

A Roger no le sorprende en lo absoluto que no se haya despedido. Tampoco que no le haya besando, porque después de todo, ellos no son nada. Y sabe que si le hubiera pedido un beso Brian le hubiera respondido con una de sus respuestas habituales de «Si lo hago me causará una erección que no atenderás por cascarrabias» así que decide no hacerlo.

Jamás.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 03, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sweet DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora