Acojo en mi hogar
palabras que he encontrado abandonadas en mi palabrera.
Examino cada jaula y allí,
ladrando vocales y consonantes,
encuentro sucios verbos
que lloran después de ser abandonados
por un sujeto que un día fue su amo,
y de tan creído que era,
prescindió del predicado.
Esta misma semana
han encontrado a un par de adjetivos transtornados,
a tres adverbios muertos de frio,
y a otros tantos de la raza pronombre
que sueñan en sus jaulas
con ser la sombra de un niño.
Señalo entonces
a las palabras que llevan más días abandonadas,
y me las llevo a casa,
las vacuno de la rabia y las peino a mi manera,
como si fueran hijas únicas,
porque en verdad todas son únicas.
Acto seguido,
y antes de integrarlas en un parbulario de relatos o canciones,
les doy un beso de tinta
y les digo que si quieres ganarte el respeto,
nunca hay que olvidarse los acentos en el patio.
A veces les pongo a mis palabras
diéresis de colores imitando diademas
y yo sólo observo como juegan en el patio de un poema.
Casi siempre te abandonan demasiado pronto
y las escuchas en bocas ajenas,
y te alegras, y te enojas contigo mismo,
como con todo lo que amamos con cierto egoísmo,
y uno se queda en casa,
inerte y algo vacío,
acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio,
siempre fiel, siempre contigo.
Pero todo es ley de vida,
como un día me dijo el poeta Halley:
Si las palabras se atraen,
que se unan entre ellas.
Y a brillar,
que son dos sílabas.—————
Sé que no es un poema mío, pero necesitaba que estuviera en mi libro.
24.02.19 ✨
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Arde.
Poetry"Vivir es entrar al incendio sin buscar donde coño está la salida de emergencia Es coger el avión a ninguna parte Es llegar a la gasolinera con un mechero en la mano y saltarlo todo, por los aires" ~ Loreto Sesma