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La primera noche fue totalmente accidental. JungWoo volvía del apartamento de su mejor amigo, habían pasado la noche buena juntos y no contaba con encontrarse a alguien en su camino; después de todo, eran más de las dos de la mañana.
Sin embargo el desconocido no parecía ser consciente de la hora y continuaba sentado en aquel banco, con el cuello estirado y la mirada clavada en el cielo.
Primero sintió miedo, no pudo evitarlo. ¿Y si estaba borracho? ¿Podía ser un secuestrador? Las miles de advertencias que su madre le repitió durante su infancia aparecieron golpeándole en la cabeza como si de martillos se tratasen. Claro que rápidamente aquel sentimiento pasó a segundo plano y tanto la preocupación como la seguridad ocuparon su posición. ¿Le habría ocurrido algo? ¿Estaba siquiera consciente?
Caminó con cuidado en su dirección y casi podría asegurar que el chico no pestañeaba. De no ser porque llevaba un rato observándolo y había presenciado como cambiaba la posición de sus manos, habría llamado al número de emergencias en lugar de correr el riesgo de aproximarse a él.
Se mantuvo en pie junto al banco, abrió la boca un par de veces dispuesto a hablar y fue entonces cuando se dio cuenta de que no tenía ni idea de qué era lo que iba a decir. Tampoco tenía motivos sólidos para haberse acercado al castaño y no podía simplemente preguntarle si se encontraba bien. JungWoo sería el raro de la situación y a su parecer era al contrario.

— ¿Crees que si miro durante toda la noche podré ver el trineo de Papá Noel pasar? —preguntó totalmente serio y el peliazul solo pudo cuestionarse la cordura de aquel chico.

Por apariencia JungWoo podía asegurar que rondaba los diecinueve años, pero sus palabras no mostraban más allá de la edad de siete. ¿Acaso seguía creyendo en esos cuentos de niños?
Por otro lado pudo encontrar diferencias en su forma de hablar, principalmente porque en aquel interrogante destacaban dos idiomas diferentes y su pronunciación del coreano no se asimilaba para nada a la correcta.

Entonces el chico se giró y le mostró una amplia sonrisa, dijo algo sobre perder su oportunidad de ver renos voladores y después se presentó con tres nombres diferentes. JungWoo se marchó del parque tras eso, limitándose a dedicarle un adiós como despedida.

Se encontró más tarde dando vueltas en la cama, repitiendo mentalmente las tres formas en las que el castaño se había presentado: YukHei, XuXi y Lucas.

Fue a una hora diferente la segunda vez, tres días después del primer encuentro. JungWoo y DoYoung se encontraban entretenidos caminando por el parque en dirección a la casa del último y el menor de ellos no pudo pasar por alto que de nuevo el banco de la otra noche estaba siendo ocupado por el mismo chico que le había resultado tan extraño. DoYoung se percató de que su amigo había dejado de prestarle atención y siguió su mirada hasta dar con YukHei, tan entretenido mirando a la Luna como JungWoo se lo había encontrado tres días atrás.

— Papá Noel ya no va a pasar. Si no lo viste en Navidad tendrás que esperar otro año —Habló DoYoung sin un mínimo de tacto. Estaba al tanto de su encuentro con su mejor amigo, ya que él mismo se lo había comentado.

I don't care man —Respondió él sin devolverle la mirada—. Me gusta el cielo.

Y en aquella nueva frase, JungWoo pudo distinguir también el chino. Tantos idiomas como nombres.

De nuevo la conversación se cortó rápidamente, con DoYoung tirando de la manga del jersey del peliazul para marcharse de allí, el chico restante observando las estrellas como si no hubiese nada más interesante en el mundo y JungWoo mirándolo a él de la misma manera.

Había pasado una semana desde aquel encuentro y sin quererlo, JungWoo había comenzado a tomar el camino que incluía el parque cuando quería volver a su casa. En todos sus paseos nocturnos pudo comprobar que cada noche, sin falta, Lucas se encontraba en el mismo banco, solo, en la misma posición que siempre y sin prestar atención a nada más que no fuese el oscuro cielo. No podía asegurar cuanto tiempo pasaba allí sentado, pero sí sabía que pasase a la hora que pasase, ya fuesen las diez o las doce, él iba a estar allí.

Nictofilia; LuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora