Capitulo 2:

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Me levanto de la cama, recojo las sábanas y las meto en la lavadora justo después de levantar el colchón para que le de el aire, coloco en mi parlante la canción feel invincible de skillet para generar ambiente, me quito la pantaloneta y el boxer para mirarme frente al espejo, aprecio y paso mis dedos sobre cada una de mis ya conocidas cicatrices, me gustan mis cicatrices cada una lleva una historia detrás de ella, todo va bien con ellas, las reconozco al tacto inmediatamente, pero me quedo helado cuando mis dedos se posan en la más dolorosa de todas, esta está ubicada en mi espalda baja en la zona dorsal, es una de las secuelas que quedaron del accidente de mis padres aunque son varias esta fue la que mas me afecto, después de un rato perdido en mis pensamientos me hace reaccionar una corriente fría de viento que se cuela por la ventana abierta del baño, me doy cuenta de la hora y de inmediato entro a la ducha, tomo una ducha de agua fría que borra todo recuerdo de la noche que he pasado, salgo del baño para ponerme un boxer negro, unos jeans azules, unas zapatillas negras, una camisa blanca en v, me encantan estas camisas en v por que deja a la vista el último recuerdo de mi madre un cuarzo negro que cuelga de una cadena de plata arraigada a mi cuello por que desde que lo encontré en su cuarto no se ha separado de mi, es un constante recuerdo de la estabilidad y confort que me hacia sentir, encima de la camisa mi chaqueta de cuero que tiene unos cuantos taches en las mangas y en los hombros, peino mi largo cabello para salir al parqueadero destapar mi royal enfield azul, me dirijo hacia la casa de mi amigo Diego, el sería el tipo de hombre que aparece en los carteles de una barbería, grande, con barba poblada, musculoso, tatuado por casi todo el cuerpo menos en la cara, es un buen hombre aunque claro tiene sus defectos, es algo machista irradia testosterona por donde quiera que valla, creo que es homofóbico pero solo con los hombres, por que lo he visto implicado en varios tríos que hasta la fecha solamente habían sido dúos lésbicos, en fin a el lo conocí en el trabajo y de el, es el único que me fío, se que el recibiría una bala por mi, así como yo por el.

Salgo del parqueadero y me despido del celador con un gesto de la mano, y ahora si que empieza lo bueno, hay dos rutas para llegar a la casa de Diego una es atravesando la ciudad, en esta no me demoro mucho dependiendo del trafico, y la otra es saliendo de la ciudad, tomando la variante que esta a las afueras, esta es mi preferida son los mejores 45 minutos del día, en esta ruta puedo ir a 110 km/h, o bueno eso es lo que yo he logrado alcanzar sin que me detenga la policía, y cuando esta me detiene lo hacen para multarme pero cuando me ven solo me dicen que tenga cuidado con esas velocidades, de seguro es por que ya saben lo importante que es esta vía para mi, y recordarán las múltiples obras de ayuda y caridad que fueron lideradas por mi madre, ella prácticamente hacía parte de la estación de policías, se la pasaba metida en los cuarteles ayudándolos en las charlas e interrogatorios con los detenidos, casi todos salían llorando y arrepentidos después de una charla con ella, era simplemente sorprendente.

Al entrar en la variante noto como la adrenalina empieza a recorrer mi cuerpo, esta vía la recorro hasta con los ojos cerrados y si que lo he hecho, pero hoy no, hoy quiero repisar lo que ya después de tantas veces se ha quedado grabado en mi mente, subo un cambio y empiezo a acelerar, noto como el motor empieza a pedirme más, es como una conexión que se creo entre mi moto y yo, yo la conozco y ella a ami, tal vez no me lleva siempre a donde quiero ir pero si a donde necesito, en el momento exacto subo de cambio y aceleró más noto como el manubrio empieza a vibrar, se que a estas velocidades cualquier error puede resultar fatal, sigo concentrado en mantenerme firme y dentro de la carretera, hasta que veo dos cruces pintadas en el suelo, unas lágrimas me nublan la vista y pierdo un poco el equilibrio lo que me obliga a bajar la velocidad para no caerme, desacelero y llego en cuestión de minutos a la casa de Diego, una casa que deja en nada a mi apartamento, mientras voy llegando las puertas de la entrada se abren automáticamente, le agradezco a Diego que haya colocado ese chip en mi moto por que o si no me hubiera tocado estacionar bajarme de la moto y llamar por el datáfono hasta que por obra del espíritu santo se levantara de su cama para abrirme, creo que el pensó en eso al ponerme el chip, aria cualquier cosa que le evitara algún tipo de esfuerzo en el futuro, al entrar en su garaje dejo mi moto al lado de su mustang, le digo que ese mustang rojo es como un trofeo en una estantería, porque desde que se lo compro solo lo ha conducido una vez desde la concesionaria hasta aquí, y eso ha sido todo, cada semana sin falta lo pule con una máquina especial y lo limpia, como si se fuera a ensuciar por todo el 'uso' que le da estando aparcado aquí.

¿y si la tierra se detiene?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora