Almas Gemelas

Capitulo 8

"Que acaba de pasar"

No me da tiempo de reaccionar cuando Inconsientemente, reaccionó aquel beso.
Se siente tan incleiblemente bien, no me pueden culpar por no querer besar a un tipo tan incleiblemente sexy como el.
Y hay es cuando un recuerdo surge en mi mente, (acuérdate que este manjar hace no muy poco te tiro a la piscina y ni siquiera pidió disculpas)

Inmediatamente rompo aquel beso, una por falta de respiración y dos por lo incleiblemente estúpida que había sido.

No tengo palabras para explicar la cara de asombro de Richard, imagínense todo rojo, con las pupilas dilatadas al 100.

Volvio hacer el intento de besarme, pero suavemente puse mi mano en su pecho y lo aleje un poco negando con la cabeza.

-que paso-pregunto Richard.

-no me vuelvas a besar en tu vida-conteste.

-pero porque -

-se te olvida que, hace poco fuiste un patán conmigo-respondí algo enojada al recordar aquel suceso.

-pensé que lo habías olvidado-

-no, y no creo que lo olvide, no por lo menos en el tiempo de mi estadía-.

-nunca digas "nunca" porque se puede cumplir lo no deseado- respondío dándome una sonrisa arrogante.
Y dijo esto último antes de retirarse.

Osea primero me había empujado y ahora me besa, ya vi que en el vocabulario de este hombre no existe la palabra perdón.

Si había algo que me molestara, era el simple hecho de que una persona no reconociera sus errores.

Sin dar más vuelta al asunto, saque mi pijama de la matelta, me hice una coleta, y me acosté en mi cama.

.......

Me levante lo más temprano posible
Antes de empezar con mis actividades del día, decidí salir a ver el amanecer, en la playa, me encantaba como el agua se pintando de un color naranja hermoso, parecía que el agua se estaba incendiando.

Ver el amanecer me recordaba varios momentos hermosos de mi infancia.
Mi tía me inculcó ese hábito.
Cada vez que iba a su casa, por las noches, subíamos a la asotea, y con su telescopio, mirábamos las estrellas y las constelaciones, y por La mañana, nos levantabamos antes que amaneciera , nos sentaba en el sofá con una taza grande de chocolate con malvabiscos y un mata de felpa.

No creo poder superar en un largo tiempo la mierte de mi tía, era alguien muy importante para mi.

Perdida en mis pensamientos ignoro al perro que esta jugando con su amo a la orilla del mar.

Era un tipo bien parecido, de cabello negro, alto, unos hermosos ojos color azul.

El can al verme triste se acerco a mi, y comenzó a lamer mi cara.
El dueño, al ver el acto de su acompañante corre preocupado hacia donde me encuentro.

-disculpe señorita-dijo una voz gruesa- Sam es muy inquieto y juguetón-

-no se preocupe-dije acariciado al perro-me encantan los perros, asi que no hay problema-finalice

- soy Dylan, y por favor no me hables de usted, no estoy tan viejo como paresco-

-jajaja-reí ante su comentario- yo soy Aurora un gusto conocerte, y si te hable de usted no fue por creer que fueras viejo -

Dylan rio en respuesta

-mucho gusto Aurora, por cierto hermoso nombre, el es Sam-dijo señalando al perro.