Mandarinas

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Apuntaba en una pequeña libreta todo lo que ocurría a su alrededor. Olympia admiraba la vida. Amaba ver el arcoíris tras la tormenta y la sensación del sol abrasador sobre su piel en verano. Era inusual. Era una persona que se sentía agradecida de haber nacido.

Le estaban dando una charla en la universidad. Del bullying. Una más entre tantas. Pues a pesar de la supuesta madurez que debían portar los estudiantes, siempre había un caso en el que alguien era rechazado. En el que alguien era humillado. En el que alguien era acosado.

Y por más charlas que dieran, siempre pasaba lo mismo.

Mordía la punta de su lápiz nerviosa. Llevaba poco tiempo en la universidad y todos tenían su grupo de amigos. Pensó que nadie quería aventurarse en conocerla, pues pensaba que ella misma era una persona normal. Una típica chica de pelo corto y oscuros y ojos negros que lo único que hacía era ver series en Netflix y estudiar para tener un buen futuro. Pero en aquel momento, una chica que llegaba tarde, se sentó a su lado.

Olympia se sorprendió. Tal vez por su forma de vestir, por su maquillaje, por su estilo que tan bien le quedaba.
Pestañeó varias veces incrédula y devolvió la atención a la clase.

—Perdona, ¿de qué es la charla?—Preguntó entre susurros aquella chica desconocida.

—Del acoso en las escuelas.—Musitó Olympia tímidamente.

La chica suspiró pesada y sonoramente hundiéndose en su silla.

—Siempre la misma mierda.—Contestó y Olympia no pudo evitar soltar una carcajada no muy sonora ante la sinceridad de su nueva acompañante, la cual sacó un estuche y comenzó a dibujar bocetos de mujeres desnudas. En su estuche se podía leer "Chani" escrito con corrector.
A Olympia le recordó a su recorrido por la secundaria y sonrió una vez más.

La charla transcurrió y decidió salir de clase a toda prisa. Tenía hambre y la cafetería se llenaría a toda prisa y lo que no quería era perder el sitio.

Pero claro, ella no sabía dónde estaba la cafetería.

Caminó y caminó. Abrió una multitud de puertas y ninguna era la cafetería. Se rindió y se sentó en unas escaleras estando muy hambrienta. No le iba a dar tiempo ir a una cafetería, pues no quedaba tiempo para el inicio de su próxima clase.
Suspiró de nuevo mirando al cielo. Habían pájaros de todo tipo volando. Siendo simplemente libres.

Su estómago rugió. No había desayunado nada y no podía ignorar el paradero de la cafetería. En su campo de visión vio a Chani. La chica de la charla. Estaba sentada bajo un árbol comiendo mandarinas. Olympia se levantó decidida y sin un atisbo de duda se dirigió hacia ella.

—¿Necesitas algo?—Preguntó Chani con la boca llena. Era adorable en cierto modo.

—¿Podrías decirme dónde está la cafetería?—Preguntó Olympia con una sonrisa intentando parecer educada.

—Claro, pero no te va a servir ir. Está todo vacío.—Chani enarcó una ceja y a Olympia se le cayó el alma a los pies.—Toma.—Chani le lanzó una mandarina, la cual Oly logró agarrar.

—Muchas gracias.—Contestó agradecida. Se sentó junto a Chani y comenzaron a hablar de cosas triviales. A Oly le gustaba la compañía de Chani y a Chani le gustaba la compañía de Oly.
Parecía que todo iría bien. Iría.

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2019 ⏰

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Olympia ; cdmuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora