Los ojos que se asoman en cada rincón, amenazan con invadir completamente mi habitación. Aunque siempre me observan yo no me siento invadida, es más, las siento como si fuesen mis amigas. Aunque no hablen y aunque no tengan forma humana, yo sé que aquellas que me observan siempre me acompañan. Sonrió hasta que mi vista se vuelve nublosa, veo todo borroso pero eso no me impide notar que Los Ojos comienzan a hacer movimientos desesperantes. Sus pupilas se dilatan y se mueven a todos lados. Lágrimas caen de algunos, y de otros solo sobresalen venas, como si de un pánico furioso se tratase. Yo los entiendo. Están asustados. Tienen miedo. Tanto es el temor, debido a que los efectos de las pastillas que me obligaron a tragar ya están haciendo efecto. Sonrió, sonrió y sigo sonriendo hasta que empiezo a reír locamente. Sonrió hasta quedarme dormida y el rastro de locura que desbordaba ya se adormecía.