Nota de la autora: Prólogo escrito en 2018.
¿Alguna vez has sentido que el resto del mundo no te entiende, o que quizás eres demasiado raro como para ser comprendido, o tal vez que no debes hablar de lo que sientes o piensas por miedo a que te utilicen y se aprovechen de lo que existe en tu interior?
Yo me sentía así todo el tiempo.
Me encerraba en mi propia burbuja y vagaba por mis pensamientos creando mi propio mundo de fantasías, o bien buscándole a todo un sentido. Eso me resultaba más interesante que la asquerosa realidad.
Siempre me perdía en los pequeños detalles, en las pequeñas cosas; otras tantas veces intentaba encontrar qué había detrás de cada experiencia aprendida, detrás de cada golpe recibido y de cada caída.
Y con cada una de esas experiencias, de esos golpes, de esas caídas; me daba cuenta de que por mucho que la vida tratara de enseñarme, siempre volvía a equivocarme. Todos nos equivocamos, pero de eso se trata vivir, y de nada sirve hacerlo sin motivos, vivir por vivir.
Aunque yo sintiera en ese momento, que vivía por vivir.
Tenía amigos, los necesarios. No era sociable, me gustaba divertirme pero a mi manera, y de ahí no pasaba. Al contrario que mis amigos, que encontraban divertidas las fiestas, el alcohol, el sexo... Yo podía hallar diversión, por ejemplo, recogiendo piedras y conchas en la orilla de la bahía, leyendo un libro bajo la sombra de un árbol, escuchando música yendo sin rumbo en mi bicicleta... La soledad siempre fue mi mejor compañera.
Otra cosa que nunca entendí era la necesidad que tenían de acudir a mí para contarme sus preocupaciones, a pedirme consejo o lo que sea. No comprendía la facilidad con que soltaban todo y hablaban de sus sentimientos como si aquello fuera un chisme entre vecinos.
Yo realmente me consideraba diferente.
Mi mayor confidente era un blog de páginas amarillas. Era algo muy sagrado para mí, era donde mis más verdaderos y profundos sentimientos salían a flote, era donde podía ser realmente yo y abrir mi corazón.
Nadie sabía de la existencia de ese blog. Simplemente un día comencé a escribir en él por aburrimiento y las palabras salieron solas; fue entonces cuando vi a mi verdadero yo en esas hojas, contemplando su reflejo. Generalmente lo escondía debajo de mi colchón y nunca salía de mi habitación. Tenía montones de blogs acabados ahí, era como si mi alma yaciera en ese escondrijo y así nadie iba a poder descubrirla.
Para la mayoría era una chica extraña, algo pesada, mi carácter no me ayudaba. No era tímida, más bien introvertida, muchas veces hasta me definieron como una inadaptada social. Era a mi forma, sí, pero nada me amedrentaba. Nunca mostraba más de mí al resto del mundo, pero no pretendía jamás ser alguien que no soy. Me proyectaba sin dejar que los demás supieran nada de mis cosas personales, menos aun de mis debilidades, tenía la fuerte convicción de que cualquiera podía hacer uso de eso para dañarme. Siempre veía ese ciclo repetido con casi todos los que me rodeaban, y no quería eso para mí.
Yo no era de esos adolescentes reprimidos que viven en la depresión, pero tenía un pasado que jamás había revelado a nadie, del que muy poca gente conocía. Creo que ese fue el detonante para mi forma de ser.
Mi familia era, y es, bastante estable y unida y a mi alrededor todo llegó a estar aparentemente bien, pero sentía que yo y mi blog éramos los que mejor me entendíamos. Mi madre se preocupaba mucho por mí, y me reprochaba que no le contara sobre las cosas que me ocurrían, se sentía ajena a mí. Ella pensaba que yo era egoísta porque no me abría a nadie, sabía que no era del tipo de persona que hablaba de sus cosas más íntimas, y en el fondo siempre le agradecí que no me presionara demasiado.
Pero... ¿Qué me dirían si les cuento que a mi madre, cuando cumplí 17 años, le sugirieron la brillante idea de llevarme a un psicólogo?
Me negué rotundamente, pero no podía hacer las cosas a mi voluntad. Me llevó a cuatro psicólogos diferentes, todos intentaban descifrarme, o qué se yo, pero jamás lograron sacarme absolutamente nada. Hablábamos de temas triviales, hasta que intentaban inmiscuirse en mi vida personal y yo de manera inteligente siempre cambiaba de conversación. Nunca cedí ante ellos, sus estúpidas deducciones sobre mí me sacaba de quicio y hacían como que me conocían, como si pudieran entenderme, pero lo único que querían era meterse en mi cabeza.
Y... ¿Qué me dirían si les cuento que, cuando mi madre pensó que ya nadie podía hacerme cambiar, apareció en el momento menos esperado el doctor Cole, y me enamoré terriblemente de él?
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Gracias por leerme. Para seguir la historia, vayan a mi nuevo perfil, nisahsjourney
Ahí estaré comenzando a publicarla desde el inicio. Los lectores viejos que han seguido este libro percibirán muchos cambios, incluso este prólogo va a cambiar, puede que también los nombres de algunos personajes, y hasta el título de la historia. Comencé esto con apenas 17 años, y ahora, 6 años después, quiero darle una continuidad al proyecto desde otro punto de vista. Agradezco tanto apoyo.
Nos leemos pronto.
Nisah 💚
(27/08/2024)
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La chica y su blog de notas (HISTORIA RETOMADA EN AGOSTO/2024).
JugendliteraturEsta historia será reescrita y reformada desde el inicio. Para viejos lectores, podrán encontrarla pronto en mi nuevo perfil, @nisahsjourney --Todos los derechos reservados ©2018 Nisah M.