Estaba tranquilo en mi oficina, calmado, sin necesidad de nada más que ni café, cuando mi mundo se vino a abajo, mi compañero James acaba de entrar corriendo diciendo que mi hijo había muerto en una explosión dentro de su departamento.
No, aún no podía creerlo, no era posible... Mi hijo no podía estar muerto... No tarde más de 5 minutos en ponerme en camino a su departamento, a medida que me acercaba más detalles me llegaban, pero hay algo que no coincidía y me ocuparía de asegurarme.
Cuando estaba próximo al lugar, mi corazón se suprimió, ahí estaba, el humo a la distancia, el sonido incesante de las sirenas de los bomberos y policías, la conmoción en la multitud, todo lo que era necesario para una escena trágica, estaba ahí. Dejé el auto, corrí apartando a las personas hasta que un policía me detuvo.
–Disculpeme señor, usted no puede acceder a ese edificio—
Dijo aquel policía, mis nervios estaban por estallar, estoy seguro que ni el mejor analgésico me podría calmar el incesante dolor de cabeza que poseía mi mente —Disculpe, ¡soy el padre! Tengo que ver que ocurrió aquí– junto a eso le enseñé mi placa, con lo que se limitó a callar, asentir y otorgarme el camino libre que tanto anhele en ese momento, recorrí aquella escaleras como si de una maratón de tratase y llegué a la puerta de su departamento, la cual ya no estaba, solo había negro, mi cabeza dejaba de pensar en ser racional, lágrimas inundaron mi mente, los policías que se encontraban dentro sé limitaron a mirar, ya sabían quién era yo.
Mi hijo no era estúpido, eso lo sabía, jamás dejaría que el gas se fugará y el odia las drogas, después de lo que le ocurrió a su tía, el jamás consumiría drogas, algo estaba mal, pero era incapaz de verlo, mis ojos apenas podían ver gracias a mis lágrimas, me acerque a su cuerpo, estaba ya envuelto en una bolsa negra de los forenses.
Toque su cuerpo, calcinado, no me atrevía a verlo, sabía, entre tantas cosas que surgían en mi interior, que si lo hacía, perdería mi cordura, no puedo aceptarlo, ¡NO QUIERO ACEPTARLO! Era mi hijito, mi único logró propio, el recuerdo de su madre, mi juventud, mi todo lo era el y como si de una simple nube se tratase, se esfumó.
—Les pido, por favor, que me den un minuto a solas con mi hijo– y con esas simples, cortas, secas, directas y tajantes. Los policías salieron uno a uno, era el momento de buscar aquello que me daría respuestas, ni mi propio hijo sabía de su existencia, pero lo único en todo el departamento que no se había quemado, era un cuadro en su habitación, el cual solo se había caído y eso era porque poseia una tecnología termodinámica y el calor no la dañaba, por suerte cómo se calló la pasaron por un objeto sin importancia.
Ahí estaba mi respuesta, ahora solo me faltaba revisar que había ocurrido. Pero en ese momento, desde la ventana entró una flecha que impacto en mi brazo derecho, un grito seguido por mi caída alertaron a los policías a entrar al lugar, la mayoría se fue tras la pista del arquero, y el resto me ayudó, aunque fue una simple flecha, en ella venía un documento el cual tome y oculte.
Mi cabeza estaba fuera de si, la mirada perdida, conducía por instinto, no sé qué era más grave, mi mente no procesaba y mi deseo la verdad no era hacerlo, pero ya no podía más, lo que había leído, acababa de romperme el cerebro y solo podría averiguarlo de una forma, tendría que hacer la llamada al número que estaba escrito en la nota.
Habían pasado varias horas ya, había llorado todo lo que podía llorar en un año, llore tanto como mi mente permitió, ahora, algo había cambiado, la llamada era la clave y el tiempo límite, está por acabarse.
Tome el teléfono, coloque el número y inmediatamente el "bip" de hizo presenté, mientras la línea telefónica intentaba conectar con el teléfono al que llamaba, la nota apareció delante de mí, como si de una imagen se tratase.
"La muerte de tu hijo no fue un accidente, la verdad, te ayudaré a descubrir la verdad."
Andrew: ¿Hola?
¿?: Hola don jefecito de las fuerzas especiales, mi más sentido pésame.
Andrew: ¿Cómo sabes eso?
¿?: Lo se todo, pero me gusta jugar, así que, en este caso, hablaré yo, lo primero es que para vengar a tu hijo, tendrás que abandonar los cuerpos especiales de seguridad, habrá que romper las reglas ¿Entiendes?
Andrew: ¿Eres idiota? ¿Que te hace pensar que te haré caso? No se tu nombre, la verdad, confío en el testimonio de mis compañeros.
¿?: Te tomaría por estúpido, de no ser porque sé que no lo eres, sabes perfectamente que esas declaraciones en la mayoría de los casos son solo por llenar el protocolo, y si no me crees, mira el vídeo de la cámara oculta.
Andrew: ¡¿Cómo sabes de eso?!
¿?: Y te dije lo que debes saber, estaré en contacto, por cierto, llámame por el nombre de "Noche".
Y con eso, la llamada terminó, reintente llamar pero habían destruido esa linea, debía esperar por el siguiente contacto, pero sin duda alguna, que supiese de la cámara, ya era peligro, lo peor era... Que para seguirlo, estoy seguro que mi vida se va a destrozar.
¿Encontrar la verdad y vengar a mi hijo? O ¿Seguir con mi vida? Esas preguntas se formularon en mi cabeza, pero... ¿Podría seguir con mi vida? No.
Me llene de valor, respire, apague las luces y coloque el vídeo grabado, le fui adelantando de apoco para poder encontrar el momento exacto, justo cuando llegue a una hora antes de que todo pasase, llegó un mensaje a mi teléfono "Buen chico, pasó 1 consigue información de Queen" no entendía para nada el mensaje, me quedé pensando lo y me distraje durante todo el rato, cuando me percate del vídeo, había una mujer, con mi hijo, no podía procesarlo, no sabía que debía sentir ni lo que sentía, todo se me revolvió al ver, todo lo que pasó, paso a paso.
Esa mujer, había acabado con lo único por lo que vivía, el sería mi sucesor, ahora estoy solo.. tal cual pasó con ella... No aguantaba más y perdí el control, papeles y carpetas volaban por la habitación, los inmuebles rotos por partes se esparcían por todo el suelo de la recamara, los puños ensangrentados debidos a los golpes propiciados a todo lo que había alrededor, lágrimas, dolor, sangre, temor, vergüenza y repudio por mi era lo que se unificó en mi mente, ahora, no importa lo que pase, cobraría mi venganza, de una forma u otra, tomaría mi venganza, con eso, tome mi placa, que era lo único que no se había roto, la mire, solo para ser arrojada, ¿De que sirve proteger a la gente que es la causante de todo desde el inicio?
Llegó un mensaje más que terminó de destruirlo todo "¿Lo dejaras así?" Con eso, lo que tenía que ser, fue, dormiré, porque hoy, inicia el final.
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El Dolor de Mis Errores
Short StoryColombia del sigo XX, más exactamente en el 30 de enero de 1990, nace Yeinna Lizarazo, quien 22 años sería conocida como la asesina a sueldo más famosa del continente, su principal don, era que no podía ser atrapada, pues las solicitudes para sus tr...