Este fanfic está basado en un fanart que encontré en este tumblr.
http://mrsgermano.tumblr.com/post/92549838366/emswalkabout-woo-random-jeanmarco-coffee-shop
Todos los derechos de imagen a a su autor/a original.
Introducción
Jean, como siempre, llegaba tarde a trabajar. Salió de su casa con el uniforme de trabajo bajo el brazo, pues no le había dado siquiera tiempo a cambiarse de ropa. Afuera estaba lloviendo, pero por el frío que hacía pronto empezaría a nevar.
Su pequeño piso del centro de Berlín quedaba a penas a unas calles de la cafetería en la que trabajaba aunque bastó para que llegase empapado. Entro por la puerta de atrás y rápidamente pasó al baño para cambiarse antes de ser visto por su jefa.
Saludó a la otra dependienta y se puso detrás del mostrador. Todos los clientes estaban ya atendidos y hacía tan mal tiempo que no parecía que fuese a entrar mucha más gente. Aburrido, jugueteaba con los sobres de azúcar y las cucharillas, hasta que un cliente pasó.
Era un chico de unos 20 años, moreno y alto de expresión tranquila, con el rostro pecoso lo que le daba un aspecto dulce. Llevaba ropa de invierno y una gran bufanda de cuadros rodeaba su cuello. Jean se mordió los labios nervioso, mientras torpemente se erguía tras el mostrador con una sonrisa.
—Oh, ¡hola marco! —exclamó.
—Hola—dijo el chico devolviendo el saludo.
—Lo de siempre, ¿no?
—Sep.
Jean se dio la vuelta rápidamente para preparar el pedido
—No puedo creer que aún recuerdes mi nombre— dijo Marco para sacarle conversación.
—¿Cómo podría olvidarlo? —dijo entre risas—Quiero decir... vienes todos los días...
—Bueno, ¡nos vemos mañana! —se despidió el moreno.
—Sí—titubeó Jean.
El muchacho cogió su café del mostrador, pagó a Jean y se fue.
Este se quedó mirando a la nada sonriente, paralizado por los nervios. De pronto, la chica que trabajaba con él se le acercó por detrás sin que él se diera cuenta.
—Jean... —dijo en tono de burla. —¿Era ese "El Marco"?— preguntó.
—¿Que quieres decir con "El Marco"?—exclamó Jean exaltado.
—Sí, ya sabes, ¿el que te tiene atontado... —dijo con expresión sarcástica— con la fantástica sonrisa de la que siempre estás hablando?
Jean se limpió el sudor de la frente— ¿Qu..?
—Estás pilladísimo.
Al final el pobre se resignó. —Vale... reconozco que un poco sí. Pero ni siquiera hemos hablado aún.
—Oh, no te preocupes por eso. Ya no será un problema. — confesó la dependienta con una sonrisa de oreja a oreja, mientras volteaba un bolígrafo en el aire.
—Sasha... ¿¡Qué has hecho!?
Mientras esos dos empezaban a discutir, Marco paró un momento a abrir su café. Mientras retiraba el plástico protector interior, se fijó en que había algo escrito en la copa.
—Su nombre... y su número de teléfono... —pensó para sus adentros.
—Jean... ¿Es francés? Que nombre tan bonito— esbozó una gran sonrisa, y siguió caminando.