Habitación 306

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"Su habitación es la 306, señor Park."

"Gracias."

La empleada miró al sujeto frente a ella. Era un poco pequeño para la media, su cabello rubio oscuro con destellos azulados. Los lentes oscuros le imposibilitan ver el color o forma de sus ojos, sin embargo intuía una mirada segura y coqueta. La piel clara hacía aún más atractivo el contraste con sus labios rosados y regordetes.

Cuando por fin le pasó la tarjeta de la lujosa habitación supo una vez más que sus sospechas eran ciertas. No sabía quién era aquel hombre pero sus brillantes anillos de plata con destellos de oro y una que otra incrustación de diamante en alguno de ellos le dijeron que era rico o al menos algo cercano a eso.

El huésped se dio la vuelta y se encaminó a los elevadores que llevaban a las habitaciones. La mujer pudo darle una buena mirada a la constitución del hombre. De aspecto estilizado pero con líneas suaves en ciertos lugares, un trasero bien formado - demasiado para aquellos pantalones ajustados - y las piernas más largas que había visto.

El teléfono sonó sacando a la empleada de su escrutinio. Hizo lo que dictaba el protocolo, reservó una habitación para la mujer y agendó sus datos. Cuando por fin terminó la llamada dejó el teléfono en su lugar y se mordió la uña. ¿Sería muy indiscreto de su parte imaginar el motivo de aquel hombre para reservar la habitación más cara del hotel? Muchos hombres ricos se veían con sus amantes en aquellos lugares, eran discretos y podían pasar tiempo sin que nadie los molestara. ¿El señor Park tendría esposa...o amante? Aunque se veían muy joven para estar casado nunca se sabía, a veces las familias ricas hacían uniones sin limitarse con la edad de sus hijos. Meras cuestiones estratégicas para fortalecer sus consorcios o monopolios, no era más que la clase pudiente reproduciéndose y afianzando su lugar en la estructura social.

Otra llamada entró, levantó el teléfono y se emocionó un poco al oír la misma voz que escuchó en la recepción hace unos minutos atrás. El señor Park le estaba avisando que su acompañante llegaría en poco tiempo, así que le daría la misma habitación que a él.

"Pero señor, ¿Cómo sabré quién es la persona?"

Una suave risa se escuchó al otro lado de la línea.

"Mi acompañante se lo hará saber, no se preocupe."

"Entendido señor Park."

La llamada terminó y con cuidado comienza a buscar con la mirada entre las personas que se pasean por el lobby. El restaurante del hotel se ve desde la recepción, parejas y algunos grupos de negocios se reúnen ahí para cenar, en la barra hay algún que otro hombre tomando una copa mientras que disfruta de la música en vivo.

La recepcionista busca con la mirada a alguna bella mujer, de andar sexy o por lo menos seductor. En todo caso la expectativa de que ya se encuentre en el lugar es mucha, ya que infinidad de veces ella ha visto el rito de los amantes. La mayoría de ocasiones ella ya se encuentra en el lugar y sólo para aparentar, espera unos minutos hasta subir a la habitación y dar rienda suelta al placer.

¿Será alta, baja? ¿De piel clara o acaramelada como a algunos hombres vuelve locos? ¿Será igualmente de buena familia o alguna afortunada mortal que tuvo la dicha de encontrarse con el señor Park? Casi podría apostar que la mujer en cuestión era refinada, amante de las joyas y vestidos de seda, de suave andar y voz ronca para hipnotizar a los hombres.

Ya era tarde y como dicta la tradición, cada viernes se hace un evento social para sus huéspedes. Música en vivo, la mayor parte del tiempo es piano con algún violinista, se sirven platos exquisitos y ofrecen vinos caros importados. El ambiente del restaurante es calmado y con cierto aire de exquisitez.

Habitación 306 ⤷ 𝑵𝒂𝒎𝑴𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora